• Mañana 23 de septiembre da comienzo la
cumbre sistemas alimentarios de Naciones Unidas en Nueva
York.
• Amigos de la Tierra, CERAI, COAG y Justicia
Alimentaria denuncian que la Cumbre está dominada por
los intereses de grandes multinacionales, que no se basa
en los derechos humanos y de los pueblos y que rediseña
la gobernanza mundial desde la perspectiva de las
empresas transnacionales.
• Las organizaciones agrarias, sociales y ecologistas se
suman a la Declaración internacional contra los sistemas
alimentarios corporativos y a favor de la soberanía
alimentaria.
Las organizaciones Amigos de la Tierra, CERAI, COAG y
Justicia Alimentaria sostienen que la Cumbre de Sistemas
Alimentarios, que tendrá lugar el jueves 23 de
septiembre en Nueva York, apuesta por un modelo
agroindustrial globalizado, que profundizará aún más sus
impactos medioambientales y sociales. Además denuncian
que dicha Cumbre es un intento encubierto de
deslegitimar los mecanismos y espacios de la ONU en
materia alimentaria, en especial del Comité de Seguridad
Alimentaria Mundial de las Naciones Unidas (CSA), al
mismo tiempo que debilita considerablemente el papel de
los Estados frente a empresas transnacionales y el
modelo económico actual. Además, dicho proceso margina y
excluye a las organizaciones de la sociedad civil, en
particular a las organizaciones de productores y
productoras de alimentos.
Tal y como afirma el Relator Especial sobre el derecho a
la alimentación de la ONU, Michael Fakhri, “si bien la
Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios se centraba en
buscar soluciones, no ha brindado una explicación
coherente de los problemas que enfrentan los sistemas
alimentarios del mundo, ni ha tratado los efectos de la
enfermedad por coronavirus (COVID-19) en el derecho a la
alimentación. El proceso de la Cumbre omitió las
propuestas que abordaban dos áreas fundamentales: el
poder empresarial y la política comercial” (1).
Las organizaciones agrarias, sociales y ecologistas se
suman a la Declaración internacional en contra de los
sistemas alimentarios corporativos y a favor de la
soberanía alimentaria (2). Animan también a las
organizaciones de la sociedad civil a adherirse a la
misma y solicitan al Gobierno español que no participe
en la Cumbre de Sistemas Alimentarios y, al contrario,
que asegure que su representación en las agencias con
sede en Roma y en el Comité de Seguridad Alimentaria
Mundial siga siendo central para los debates
multilaterales sobre alimentación y agricultura.
La actual Cumbre de Sistemas Alimentarios no se ha
construido sobre el legado de las anteriores cumbres
mundiales sobre alimentación, que estaban claramente
ancladas en la Organización de las Naciones Unidas para
la Agricultura y la Alimentación (FAO) y que dieron
lugar a la creación de mecanismos de gobernanza
innovadores, inclusivos y participativos, con el
objetivo de llevar a la realidad el derecho a una
alimentación adecuada para toda la población. Por
contra, esta cumbre se basa en un acuerdo de asociación
con el Foro Económico Mundial (FEM), el cual arroja una
nube sobre la integridad de la ONU como sistema
multilateral y abre la puerta a establecer el
"capitalismo de las partes interesadas" como modelo de
gobernanza para todo el planeta.
El Comité de Seguridad Alimentaria Mundial de las
Naciones Unidas y la FAO ofrecen un modelo diferente al
de la cumbre. El CSA es reconocido como el Comité de la
ONU más inclusivo y participativo, ya que representa a
los pueblos indígenas, las personas sin tierra, las
mujeres, las personas trabajadoras rurales, campesinas,
pescadoras, pastoras, consumidoras, así como a las
personas que padecen inseguridad alimentaria en las
zonas urbanas y a las jóvenes, con el fin de garantizar
el derecho humano a una alimentación adecuada para toda
la población. En la actualidad, el CSA está negociando
directrices sobre los sistemas alimentarios y la
nutrición, así como recomendaciones de políticas sobre
agroecología, que abordan genuinamente las
preocupaciones que la cumbre propuesta por la ONU desea
perseguir. Por su parte, la FAO ha adoptado políticas
claras de colaboración con la sociedad civil, los
pueblos indígenas y los productores de alimentos a
pequeña escala, así como marcos normativos para
transformar los sistemas alimentarios hacia un modelo
más justo y sostenible. En la actualidad, la FAO
desempeña un papel fundamental en el Decenio de las
Naciones Unidas de la Agricultura Familiar. |
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