• Moderna, BioNTech y Pfizer están
generando grandes ganancias gracias al monopolio de las
vacunas, desarrolladas con apoyo público, pero dejan a
millones de personas desprotegidas.
• Es hora de que la reforma del sistema fiscal impulsada
por G20 y la OCDE incluya una tributación mínima de
grandes empresas que se acerque al 25%.
Moderna, BioNTech y Pfizer están obteniendo grandes y
desorbitados beneficios debido a su monopolio de las
vacunas contra la COVID-19 con tecnología ARNm, con
márgenes de beneficios en el caso de Moderna o BioNTech
entorno al 69% señala la Alianza People's Vaccine.
Tan sólo en los seis primeros meses de este año, entre
las tres corporaciones han obtenido 26 mil millones de
dólares de beneficios, de los que dos tercios son
beneficios netos para Moderna y BioNTech. Según los
datos financieros del segundo trimestre publicados
recientemente por las propias empresas, la Alianza
estima que Moderna ha facturado más de 6 mil millones de
dólares en ingresos hasta ahora, de los que 4,3 mil
millones de dólares serían beneficios netos, es decir un
margen del 69% por la comercialización de las vacunas.
Moderna espera lograr que sus ventas totales de vacunas
sean de 20 mil millones de dólares a finales de 2021.
No sólo han logrado volúmenes de facturación muy
elevados, si no que desde la Alianza se ha podido
detectar que al menos Moderna y Pfizer además pagan muy
pocos impuestos; Moderna pagó un tipo efectivo a nivel
global en el impuesto de sociedades del 7% y Pfizer del
15% muy por debajo del tipo nominal establecido en la
mayoría de países en los que se localiza su negocio
real, como es el caso de Estados Unidos donde el tipo
nominal del IS es del 21%. Que estas grandes empresas,
tan rentables, puedan llegar a pagar tan poco es un
claro reflejo de un sistema disfuncional que descarga el
esfuerzo de sostener el gasto público sobre las familias
trabajadoras, que acaban aportando proporcionalmente
mucho más.
Dado que Moderna y BioNTech no comercializan otros
productos importantes además de las vacunas COVID-19,
sus márgenes de beneficio total resultan casi
exclusivamente de éstas. En el caso de Pfizer que no es
una empresa de nueva creación y tiene una amplia cartera
de productos, pero la vacuna para el coronavirus también
ha sido llamativamente beneficiosa para esta compañía
que ya ha facturado más de 11 mil millones de dólares en
el primer semestre de este año debido a la
comercialización de las vacunas, un tercio de su volumen
total de facturación. Pfizer estima que podrá llegar a
facturar a fin de año 33.5 mil millones de dólares en
ventas totales de vacunas, lo que convierte a su vacuna
en uno de los productos farmacéuticos más vendidos este
ejercicio y potencialmente en la historia de la
industria farmacéutica. Pfizer ha declarado que sus
márgenes de beneficio sobre las vacunas son inferiores
al 30%, pero como la compañía proporciona información
financiera solo por los ingresos de las vacunas, y no
reporta los gastos, no es posible verificar de forma
independiente sus márgenes de beneficio. En cualquier
caso, Pfizer tan sólo ha destinado el 0,5% de sus dosis
de vacuna a los países más pobres.
Según la Alianza, las tres empresas están aplicando
precios muy por encima del valor de coste, lo que les
está permitiendo márgenes de beneficios muy elevados. No
hay que olvidar que el desarrollo de estas vacunas ha
sido posible gracias a más de 100 millones de dólares de
fondos públicos de Estados Unidos o Alemania entre otros
países.
Incluso cuando en muchos países de todo el planeta vemos
cómo siguen aumentando los casos y las muertes por COVID,
Pfizer / BioNTech y Moderna venden más del 90% de sus
vacunas a países ricos, con precios hasta 24 veces el
coste teórico de producción, según el análisis que ha
realizado la Alianza basado en el trabajo de científicos
especializados en ARNm del Imperial College. Este
análisis indica que estas vacunas podrían fabricarse por
tan solo 1,20 dólares por dosis.
"El modelo de negocio de estas grandes farmacéuticas
—recibir miles de millones en fondos públicos, cobrar
precios exorbitantes por medicamentos y pagar pocos
impuestos— es una mina de oro para sus grandes
inversores, así como para los responsables de estas
grandes corporaciones, pero devastador para la salud
pública mundial", señala Susana Ruiz, responsable de
Justicia Fiscal de Oxfam Intermón. “En lugar de trabajar
conjuntamente con gobiernos y otros fabricantes
calificados para asegurar de que tengamos suficientes
dosis de vacunas para todas las personas, estas
compañías farmacéuticas priorizan sus propias ganancias
protegiendo sus monopolios y vendiendo la vacuna al
mejor postor. Es urgente anteponer las personas a las
ganancias”.
“Esta manera de actuar es solo un reflejo de un sistema
fiscal internacional injusto y plagado de disfunciones
que permite que algunas grandes empresas paguen mucho
menos de lo que les corresponde. Las grandes
farmacéuticas no son las únicas, no ha hecho más que
acelerar este proceso, siendo aún mayor el impacto para
países en desarrollo. Es hora de que el acuerdo que está
a punto de concluirse en el G20 liderado por la OCDE
incluya una tributación mínima de grandes empresas que
se acerque al 25% -o al menos no por debajo del 21% como
el Presidente Biden está planteando para los Estados
Unidos-”. asevera Ruiz. En el caso de España, de cara a
los Presupuestos Generales el Estado de 2022 esto
significa también incorporar desde ahora una mayor
ambición en la reforma del Impuesto de Sociedades, uno
de los grandes agujeros fiscales de nuestros países, que
también genera una gran desigualdad con lo que pagan los
negocios tradicionales y las pymes.
“Más de 200 millones de personas han sido contagiadas
durante esta pandemia, más de 4,5 millones de personas
han muerto pero al menos nueve nuevos milmillonarios han
surgido en el mundo desde el principio de la pandemia”,
dijo Dinah Fuentesfina, directora de campañas de
ActionAid International. “Este es verdaderamente el
virus de la desigualdad. Creamos multimillonarios
gracias a estas vacunas, pero no logramos vacunar a
miles de millones de personas que lo necesitan
desesperadamente. Estas vacunas que salvan vidas deben
ser considerados bienes públicos globales".
“El acaparamiento de vacunas por parte de los países
ricos y la especulación de las grandes compañías
farmacéuticas cuando a millones de personas en todo el
mundo se les niega la protección no solo son moralmente
incorrectas, sino también miopes y peligrosas”, señala
Ruiz. “Como demuestra claramente la variante Delta, si
el coronavirus no se controla en otras partes del mundo,
una mutación puede provocar una transmisión generalizada
del virus y una enfermedad grave o la muerte entre
quienes no están vacunados. Las variantes futuras
podrían enviarnos de vuelta al punto de partida. Para
tener realmente este virus bajo control, debemos acabar
con los monopolios de vacunas, compartir las fórmulas,
aumentar la producción en todo el mundo y vacunar a la
mayor cantidad de personas lo más rápido posible Es
probable que pronto comience la administración de dosis
de refuerzo adicionales en países ricos como los EEUU,
Reino Unido y otros países incluida España, mientras que
los países pobres languidecen esperando que se inyecten
las primeras dosis. Esto solo aumenta aún más el riesgo
de variantes resistentes a las vacunas.
"Los países ricos comprando más dosis para dar terceras
inyecciones a sus residentes, mientras que la mayoría de
los países luchan por proporcionar las primeras dosis a
sus médicos y enfermeras”, dijo Maaza Seyoum de la
Alianza Africana y la Alianza People's Vaccine en
África. "Este status quo desigual está provocando
muertes innecesarias en todo el mundo y produciendo
nuevas variantes que amenazan la salud pública en todas
partes, todo para engordar las billeteras de los
ejecutivos de las grandes farmacéuticas y los inversores
corporativos". |
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