• Continuos trasvases han alimentado el
descontrol de la agricultura intensiva, contaminado y
provocado la muerte de la mayor laguna salada de Europa.
• Los datos demuestran que el trasvase ha sido letal
para la cuenca cedente y la receptora y que no habrá
vertido cero al Mar Menor sin trasvase cero a la zona.
• La situación podría empeorar más y es necesario que el
Gobierno de Murcia y el Gobierno central dejen de
pasarse la pelota y tomen medidas.
• Greenpeace es parte de la acusación particular ‘caso
Topillo’, que investiga a 80 empresas agrícolas,
políticos y funcionarios por los vertidos al Mar Menor.
Tras más de 10 días de “sopa verde” en el Mar Menor y en
pleno cruce de acusaciones políticas, Greenpeace publica
hoy su informe El Mar Menor, una víctima del trasvase
Tajo-Segura, que revela cómo el aporte de agua
procedente del trasvase Tajo-Segura para regar el Campo
de Cartagena ha sido el origen de la muerte de la
laguna. Las conclusiones del estudio son claras: el
exceso de agua, generado principalmente por el aporte de
agua a través del trasvase Tajo-Segura, trajo consigo un
desarrollo exponencial de la agricultura de regadío
intensiva e industrial, basada en agrotóxicos, y su
consiguiente contaminación de las aguas, que ha
provocado la muerte de la mayor laguna salada de Europa.
“La ciencia ha hablado y dictaminado: el Mar Menor se
muere por culpa del exceso de agua del modelo agrícola
intensivo e industrial de la zona. Es inadmisible que
tras varios años viendo mortandades masivas de peces, la
última esta misma semana, y una degradación evidente de
la laguna, las administraciones implicadas en la
conservación del Mar Menor sigan discutiendo entre ellas
y evitando tomar medidas”, ha declarado Julio Barea,
doctor en Hidrogeología y responsable de la campaña de
agua de Greenpeace. “Y es inadmisible también la
permisividad de la comunidad autónoma, que es la que ha
llevado al Mar Menor al borde del colapso, con su
connivencia con las grandes empresas agrarias, las
responsables de poner una solución definitiva al
problema”.
Desde hace más de una semana se llevan recogidas más de
5 toneladas de peces y crustáceos muertos en las orillas
del Mar Menor, lo que suma dos toneladas más que las
recogidas en el episodio de 2019. Mientras tanto ni el
Gobierno de la Región de Murcia (con ley aprobada para
salvar el Mar Menor), ni el Gobierno central han tomado
medidas reales y efectivas para dar solución al ecocidio
de la laguna. Todo lo contrario, han estado realizando
acusaciones cruzadas y evitando responsabilidades. La
situación de degradación del Mar Menor es tan grave, que
existe una investigación judicial, de la que Greenpeace
forma parte de la acusación particular desde 2020,
conocida como ‘Caso Topillo’.
LA MUERTE ANUNCIADA DEL MAR MENOR
Algunos datos exponen con claridad la magnitud del
problema (1). El exceso de agua de riego aplicada a la
zona es el mal mayor del Mar Menor. A finales de los
años 70 ya había un regadío incipiente en el entorno del
Mar Menor, pero utilizaba solo el agua subterránea
propia de la zona. Al no existir aportaciones externas
procedentes del trasvase Tajo-Segura, el agua del Mar
Menor era cristalina y sus ecosistemas asociados estaban
vivos.
Al inicio de los 80, comienza el trasvase Tajo-Segura.
En ese momento la superficie agrícola en las
proximidades del Mar Menor era 73 % de secano y el
regadío solo representaba el 12,8 %. A finales del
primer decenio del presente siglo, el regadío ya se
situaba en un 50,24 % del que el 70 % son herbáceos y 20
% cítricos. Entre 1988 y 2009 el regadío pasó de unas
25.150 hectáreas a unas 60.700 hectáreas (Carreño,
2015), esto supone un aumento de casi un 60 %.
A pesar de la discrepancia entre los diferentes estudios
existentes, el volumen de aguas subterráneas cargadas de
contaminantes que llegan todos los años al Mar Menor es
lo suficientemente grave para centrar los esfuerzos
técnicos en impedir que lleguen. Esto sería una parte
importante de la solución al problema.
Al Mar Menor entran todos los años unos 100 hm3/año
procedentes de distintas vías (subterráneas y
superficiales), estas escorrentías llevan consigo no
menos de 1.000 toneladas de nitratos y 240 toneladas de
fosfatos.
En resumen, el exceso de agua y de riego han provocado
el arrastre de nitratos y fosfatos al Mar Menor. Todo
ello, procedente de los retornos de los regadíos
intensivos e industriales asentados en los alrededores
de la laguna. El crecimiento sin medida de estos
regadíos se ha visto favorecido por el agua procedente
del trasvase Tajo-Segura, durante las últimas cuatro
décadas, y son los que han llevado al Mar Menor al borde
del colapso ambiental.
Por tanto, la solución ambiental de la laguna pasa por
entender que un “vertido cero” es, necesariamente, un
“trasvase cero”. La solución pasa por reducir el volumen
de agua aplicada al sistema y extraer la que ya hay en
el acuífero, deprimiendo su nivel piezométrico para que
el flujo subterráneo a la laguna sea prácticamente nulo.
Y esto debe realizarse a través de los pozos existentes
para poder dotar de una red muy amplia de extracción y
que el agua pueda ser utilizada por los agricultores
tradicionales de la zona y no depender de las mafias del
agua.
“No habrá vertido Cero a la laguna y por tanto no habrá
solución al problema, sin establecer un trasvase Cero a
la zona. Salvar la laguna pasa por salvar también a la
agricultura tradicional de Murcia y de los pequeños
agricultores de la zona”, concluye Barea.
DEMANDAS DE GREENPEACE PARA SALVAR EL MAR MENOR:
- Trasvase Cero desde el río Tajo.
- Eliminar las hectáreas de regadíos sin derecho a agua,
como es la cota 120 que no es zona regable, y reducir
drásticamente los regadíos intensivos e industriales.
- Control de los pozos y desalobradoras en manos de los
pequeños agricultores cuando esté construido y operativo
el sistema de depuración de agua para que los puedan
usar en sustitución del trasvase.
- No usar dinero público para construir 100 nuevos pozos
para extraer agua del acuífero.
- Emplear los 500-800 pozos existentes en manos de los
pequeños agricultores para conectarlos a una completa
red con desnitrificación y desalobración en ETAS
(estaciones de tratamiento de agua salobre).
- Reducción de fertilizantes y fitosanitarios en la
agricultura.
- Incentivar la agricultura ecológica y los cultivos de
bajo consumo de agua
- Mejorar la estanqueidad de las balsas de purines y su
depuración
- Reducir los aportes de metales a las ramblas de la
Sierra Minera que van al Mar Menor. |
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