• ACNUR, la Agencia de la ONU para los
Refugiados, ha advertido que millones de refugiados que
necesitan protección y asistencia, y sus comunidades de
acogida, están sintiendo el impacto de la masiva falta
de financiación, mientras la crisis de la COVID-19 ha
exacerbado las necesidades humanitarias a nivel mundial.
Hasta ahora, la agencia ha recibido solo el 49 por
ciento, 4.500 millones de dólares, de los 9.100 millones
requeridos para sus operaciones globales este año. Las
consecuencias de este déficit de financiación son
especialmente devastadoras en los países de ingresos
bajos y medianos, que actualmente albergan a más del 85%
de las personas refugiadas del mundo. En muchos de esos
países, la pandemia ha desestabilizado las economías, ha
aumentado los desplazamientos internos y reducido el
acceso al asilo.
Un informe publicado hoy por ACNUR describe la pandemia
de COVID-19 como un "fuerza multiplicadora", que aumenta
las necesidades de la población desplazada, incluyendo
personas refugiadas en muchos países, al tiempo que hace
que esas necesidades sean más difíciles de abordar.
La escasez de recursos en operaciones humanitarias
podría tener un impacto devastador para millones de
personas en el mundo – poniendo a mujeres, niños y niñas
en mayor riesgo e interrumpiendo servicios esenciales de
salud, cobijo, agua y saneamiento y muchos otros
programas de emergencia fundamentales.
El informe destaca 10 situaciones particularmente
afectadas por la falta de financiamiento: Afganistán,
Burundi, República Centroafricana, la ruta del
Mediterráneo Central, Irak, República Democrática del
Congo, Somalia, Sudán del Sur, Siria y Venezuela. Estas
emergencias representan el 56% del presupuesto anual de
ACNUR.
Si bien algunos casos de financiación insuficiente se
deben a las nuevas necesidades derivadas de la COVID-19,
muchos otros son anteriores a la pandemia y demuestran
el impacto que la financiación insuficiente de manera
crónica puede tener en las vidas de las poblaciones
desplazadas y las comunidades de acogida.
“Mientras la violencia, la persecución y los conflictos
civiles continúan desarraigando a millones de personas,
la pandemia de coronavirus está desestabilizando
sectores enteros de la economía, y millones dependen de
ingresos frágiles que ahora están en riesgo”, dijo la
Alta Comisionada Adjunta de la ONU para los Refugiados,
Kelly T. Clements. “En estos tiempos sin precedentes, el
mundo necesita ampliar su enfoque para asegurarse de que
las poblaciones desplazadas y las comunidades de
acogida, que han demostrado su generosidad a pesar de
los escasos recursos, no sean olvidados. El momento de
aumentar el apoyo es ahora”.
La falta de fondos ya ha detenido muchos programas.
Otras actividades esenciales, como la protección
infantil, el apoyo a las sobrevivientes de violencia
sexual y de género, los servicios de salud, la educación
y las actividades de agua, saneamiento e higiene están a
punto de cancelarse o reducirse si no se reciben más
fondos pronto.
Por ejemplo, los servicios de protección infantil y
atención psicosocial en los asentamientos ugandeses que
acogen a refugiados de Sudán del Sur tuvieron que
reducirse este año debido a la falta de financiación.
Nuevas reducciones en el número de trabajadores sociales
harán que los niños y las niñas en situación de riesgo
no reciban visitas de monitoreo domiciliario.
Sin los fondos adecuados, ACNUR también tendrá que
reducir o detener su asistencia para la preparación de
cara al invierno a las personas desplazadas vulnerables
en Siria y los refugiados sirios en la región, como
transferencias de efectivo y la distribución de
artículos de emergencia.
La falta de fondos ya obligó a ACNUR a poner fin a su
apoyo al Shaukat Khanum Memorial Cancer Hospital en
Peshawar, Pakistán, en marzo. Este programa
proporcionaba equipo médico relacionado con el
tratamiento del cáncer, y ha beneficiado tanto a
refugiados afganos como a miembros de la comunidad de
acogida.
A partir de septiembre de 2020, un déficit de fondos
impedirá que ACNUR ayude a las familias venezolanas con
efectivo de emergencia, cupones y artículos de
emergencia básicos en áreas fronterizas y urbanas clave
en Argentina, Chile, Colombia y Ecuador.
En la República Democrática del Congo, un déficit de
financiación de 223 millones de dólares ha obligado a
ACNUR a recortar programas en varios sectores. La
provisión de alojamiento de emergencia para familias
desplazadas internas en la provincia de Kivu Sur se
detuvo en enero y se suspendió la construcción prevista
de aulas para niños refugiados congoleños en Burundi y
Zambia.
Además de la financiación adicional, ACNUR pide
flexibilidad a los donantes cuando se realicen
contribuciones para que los recursos puedan destinarse a
las situaciones donde las necesidades sean mayores. |
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