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Refugiados sursudaneses practican el distanciamiento social mientras esperan la distribución alimentaria en el campo de Kakuma, en Kenia
Foto: ACNUR/Samuel Otieno/2020

Fuente: Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR)
Valencia 09
de abril de 2020

ACNUR REFUERZA LAS MEDIDAS DE PREVENCIÓN CONTRA EL CORONAVIRUS PARA LAS PERSONAS REFUGIADAS EN LAS REGIONES DE ÁFRICA ORIENTAL, LOS GRANDES LAGOS Y EL CUERNO DE ÁFRICA

 

• ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, está redoblando los esfuerzos en marcha para incrementar su capacidad para prevenir, tratar y limitar la posible expansión del COVID19 entre las comunidades de refugiados en las regiones de África Oriental, los Grandes Lagos y el Cuerno de África, que acogen a una de las mayores poblaciones de refugiados en el mundo. Viviendo en condiciones de hacinamiento, sin un acceso adecuado a agua y saneamiento y con una seguridad alimentaria y medios de vida precarios, las personas refugiadas en esta región son especialmente vulnerables frente al virus, tanto en los campamentos como en las áreas urbanas.

• Tras la confirmación de los primeros casos positivos por COVID-19 en Sudán del Sur y en Eritrea la semana pasada, todos los países en la región están ya respondiendo ante el brote. Aunque hasta la fecha no se han confirmado casos entre las personas refugiadas, solicitantes de asilo y desplazadas internas, es necesario estar preparados.

ACNUR está cooperando con los ministerios de sanidad y otras autoridades gubernamentales, así como la Organización Mundial de la Salud, para la inclusión de las personas refugiadas, solicitantes de asilo y desplazadas internas en los planes de respuesta nacionales. Varios países en la región han puesto ya en marcha políticas ejemplares que permiten a los refugiados acceder a los servicios públicos de sanidad. No obstante, muchos refugiados viven en áreas remotas situadas a muchos kilómetros de los centros de salud públicos más cercanos. Otros viven en alojamientos pequeños y masificados en áreas urbanas con una gran densidad de población, por lo que encuentran grandes desafíos para poder cumplir con las recomendaciones de distanciamiento físico y social.

Muchas de las operaciones de ACNUR en la región han distribuido entre las personas refugiadas una cantidad mayor de alimentos y de artículos de primera necesidad, como el jabón, para así reducir la frecuencia de estas distribuciones y con ello los riesgos que puedan suponer las filas de espera y las grandes multitudes.

El brote del virus se suma a la situación de emergencia ya existente en la región, donde el 60% de las personas refugiadas ya sufren reducciones en las raciones de alimentos debido a la falta de fondos. Esta situación se podría ver agravada por interrupciones en la cadena de suministro habitual como consecuencia de una serie de medidas para la lucha contra el COVID-19, como las restricciones y controles en frontera.

La pandemia también está teniendo un impacto fuerte en la capacidad de las personas refugiadas de trabajar y generar ingresos. Muchas personas refugiadas han visto cómo sus propios negocios o aquellos para los que trabajan, a menudo como jornaleros, han tenido que cerrar. Quienes dependen del comercio transfronterizo se han visto particularmente afectados.

ACNUR está abogando ante los gobiernos para que garanticen la inclusión de los refugiados en todos los programas de protección social de emergencia, además de seguir explorando oportunidades para ofrecer a las personas en mayor situación de vulnerabilidad asistencia económica puntual para ayudarles a cubrir sus necesidades básicas.

Las escuelas en la región han permanecido cerradas y se estima que cerca de un millón de estudiantes refugiados se encuentran actualmente fuera de las aulas. ACNUR está trabajando junto con socios gubernamentales y no gubernamentales en programas de cursos a distancia y de alfabetización digital, apoyándose en alianzas ya existentes con el sector privado para ofrecer soluciones de educación online en Kenia, Sudán del Sur, Tanzania y Uganda.

En el conjunto de la región, ACNUR está participando en campañas informativas de sensibilización, prevención y tratamiento sobre el COVID-19, especialmente a través de los grupos comunitarios y líderes religiosos, y mediante líneas telefónicas de asistencia, panfletos, posters, el envío masivo de SMS y mensajes de WhatsApp, cuñas de radio, discusiones de grupo, folletos, carteles publicitarios y murales.

Además de reforzar la capacidad de atención básica, como los espacios de aislamiento en campamentos, en ACNUR hay preocupación por la situación de necesidad de los sistemas sanitarios en la región, en particular los hospitales de referencia y las unidades de cuidados intensivos, en caso de que el virus se extienda con rapidez.

ACNUR continúa apoyando los esfuerzos de estos países, junto con las agencias de la ONU y ONGs socias, manteniendo los programas en curso allí donde sea posible e implementando nuevas medidas para dar respuesta a las necesidades humanitarias relacionadas con la pandemia del COVID-19, tales como:

En Yibuti se han proporcionado nuevos refugios a más de 4.500 personas refugiadas y solicitantes de asilo a fin de mejorar las condiciones de hacinamiento y facilitar el distanciamiento físico en las poblaciones de Ali Addeh y Holl-Holl.

En Etiopía se ha incrementado el suministro de agua y jabón en los campamentos y se han instalado puntos para el lavado de manos, incluyendo 127 estaciones comunitarias y unos 14.700 puntos de agua domésticos solo en el campo de refugiados de Gambella.

En Kenia se han identificado pabellones de aislamiento con camas adicionales en los dos campos de refugiados en el país. Se están distribuyendo equipos de protección individual (EPIs) al personal sanitario en las clínicas, al tiempo que se están llevando a cabo evaluaciones para identificar posibles localizaciones para nuevas clínicas en el terreno con las que ofrecer atención sanitaria en los campamentos de refugiados. Se han ajustado los repartos de alimentos, jabón y otros artículos para cumplir con los estándares de distanciamiento social. Se están enviando mensajes con información sobre el COVID-19 y con medidas de prevención a las personas de refugiadas que disponen de teléfono móvil.

En Somalia se están mejorando los alojamientos y el suministro de artículos de ayuda para favorecer el distanciamiento físico y social en las mayores poblaciones de desplazados internos. Los campamentos de desplazados internos que se encuentran en situación de mayor riesgo van a ser descongestionados y se están mejorando los alojamientos y la distribución de artículos de primera necesidad. Los planes de ACNUR prevén asistir a 27.600 personas desplazadas internas que se encuentran en lugares con una gran densidad de población.

En Sudán más de 320.000 personas refugiadas, desplazadas internas y personas de las comunidades de acogida en todo el país han recibido jabón y otros artículos de higiene. En el centro de registro de Beliel, en Darfur del Sur, se ha instalado un tanque de agua de 1.000 litros de capacidad. A las personas refugiadas que llegan al este de Sudán se les está tomando la temperatura y se les hace seguimiento durante dos semanas para detectar posibles síntomas.

En Tanzania se han duplicado la distribución mensual de jabón y se entregan bidones de mayor capacidad para facilitar el lavado de manos en los tres campamentos de refugiados. Se han construido puntos adicionales de lavado de manos, incluyendo equipamiento en centros de recepción, puntos de distribución, mercados y colegios.

En Uganda ya se habían puesto en marcha distintas medidas en el marco de la respuesta a la amenaza del ébola, como controles sanitarios, toma de la temperatura y aumento de las estaciones para el lavado de manos en centros de tránsito y de recepción, así como en los asentamientos de refugiados. Además, se han incrementado las distribuciones de jabón y los profesionales sanitarios están recibiendo una formación específica sobre COVID-19.

Todos los países en la región han puesto en marcha medidas estrictas en materia de movilidad, desde el cierre de fronteras hasta confinamientos y toques de queda. ACNUR insta a estos países, algunos de los cuales llevan acogiendo generosamente a personas refugiadas desde hace décadas, a seguir ofreciendo protección y acceso al asilo a las personas que huyen de la guerra y la persecución en estos tiempos complicados.

En el marco del Plan Global de Respuesta Humanitaria por el COVID-19 de la ONU, ACNUR lanzó una petición de emergencia solicitando 255 millones de dólares para llevar a cabo intervenciones vitales y preparaciones para dar respuesta ante la pandemia del COVID-19, de los cuales inicialmente 15 millones se han solicitado específicamente para los países de África Oriental y el Cuerno de África. ACNUR urge a la comunidad internacional a que se contribuya con la financiación solicitada para así garantizar la salud y la seguridad de las personas refugiadas, desplazadas internas y sus comunidades de acogida durante esta crisis.

La Oficina de ACNUR para África Oriental, el Cuerno de África y la región de los Grandes Lagos cubre 11 países: Burundi, Yibuti, Eritrea, Etiopía, Kenia, Uganda, Ruanda, Somalia, Sudán del Sur, Sudán y Tanzania.

 

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