• Los nuevos impuestos sobre
transacciones financieras y sobre determinados servicios
digitales (conocidos popularmente como tasa Google y
tasa Tobin) aprobados hoy por el Consejo de Ministros,
van a contribuir muy poco al aumento de la recaudación,
por lo que CCOO pide al Gobierno que lleve a cabo una
verdadera y profunda reforma fiscal.
CCOO pide al gobierno responsabilidad en su actividad
fiscal para movilizar los recursos públicos necesarios
para detener la desaceleración económica, recuperar y
mejorar los niveles de protección social y reequilibrar
las cuentas públicas a medio plazo. Para ello debe
llevar a cabo una verdadera y profunda reforma fiscal
que, como la propuesta recientemente por CCOO, mejore el
reparto de las contribuciones tributarias y recupere los
10.500 millones de euros perdidos en el IRPF y el
impuesto de sociedades por el recorte fiscal llevado a
cabo por el Partido Popular entre 2015 y 2016. Esta
rebaja casi provocó una sanción económica desde Bruselas
y puso de manifiesto que la austeridad estaba
justificada para el PP cuando se giraba sobre las
personas trabajadoras, pero no cuando ponía en peligro
mantenerse en el poder.
La tasa Google, si finalmente se pone en marcha,
servirá, en opinión de CCOO, para modernizar el sistema
fiscal, estableciendo una contribución para los negocios
digitales allí donde prestan sus servicios, de manera
equivalente a las actividades analógicas y evitando la
deslocalización de beneficios. Esta tasa iba a conseguir
1.200 millones de euros y hoy el Ejecutivo ha rebajado
la estimación a 968 millones y aplazado el período de
recaudación a final de año, a la espera de lo que se
decida a nivel internacional sobre esta tasa, lo que
lleva a pensar que, muy probablemente, nunca se cobre.
Sin embargo, el impuesto sobre transacciones financieras
(ITF) se aleja del diseño de la tasa Tobin pues no grava
las transacciones financieras (divisas, futuros,
participaciones en fondos, seguros, etc.) si no solo la
compra de acciones en el mercado secundario de grandes
empresas y, dentro de éstas, solo las adquiridas por
agentes minoristas, es decir, ciudadanos comunes y
empresas no especializadas en los mercados financieros.
Quedan excluidas del hecho imponible del impuesto las
operaciones de alta frecuencia (las que se producen en
milisegundos) que llevan a cabo los agentes mayoristas
como bancos, y sociedades y agencias de valores. Por
tanto, se trata de un impuesto muy limitado en su campo
de acción, injusto (discrimina a los compradores
minoristas frente a los mayoristas), que no grava a la
banca y sin repercusión sobre la eficiencia económica,
pues no servirá para recortar la volatilidad de los
mercados financieros, ni atenuará a la creciente
financiarización de la economía.
Frente a la recaudación esperada por el gobierno para la
tasa Google (968 millones) y la tasa Tobin (850
millones), la estimación de CCOO se modera hasta los 700
millones y 300 millones, respectivamente. |
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