• La Plataforma en Defensa de Madrid hace
una valoración negativa de las medidas que ha presentado
el alcalde de Madrid bajo el nombre de Madrid 360.
• El plan incluye medidas con poca relevancia, otras que
no son más que modificaciones de medidas ya decididas o
en marcha, y un grupo de actuaciones que empeorarán la
calidad del aire de la ciudad.
• Entre las peores destaca la eliminación de las
restricciones a los automóviles con etiqueta C con dos o
más ocupantes junto con incentivar el acceso al centro
en coche subvencionando el aparcamiento
indiscriminadamente.
La Plataforma en Defensa de Madrid Central, a la que
pertenece Ecologistas en Acción, ha analizado con
detalle las distintas medidas contempladas bajo el
nombre de Madrid 360 que acaba de presentar el alcalde
de Madrid, Martínez-Almeida. Se trata de un compromiso
que se autoimpuso como forma de impugnar el trabajo
desarrollado en la anterior legislatura, especialmente
la zona de bajas emisiones llamada Madrid Central y el
resto de medidas contempladas en el Plan de Calidad del
Aire y Cambio Climático de la anterior corporación
municipal (Plan A), a pesar de los buenos resultados que
estaban cosechando.
Lo primero a destacar, es que el plan se ha elaborado
con un absoluto secretismo y ninguna participación
pública. El Ayuntamiento optó por subcontratar –sin
concurso público– su elaboración a una consultora,
despreciando el enorme capital que tiene entre sus
técnicos expertos en esta materia. Tampoco se han
convocado ni consultado a ninguna de las mesas de
participación que se crearon hace casi diez años, como
la Comisión de Calidad del Aire o su Ponencia Técnica,
cuyo fin precisamente es el de asesorar desde un punto
de vista científico y técnico en estos planes.
Pero más grave resulta que se trata de medidas para las
que no se ha realizado una modelización y un estudio
concienzudo sobre su repercusión en la calidad del aire.
Y esto no es una opción: tanto en la Ley 34/2007 de
Calidad del Aire y Protección de la Atmósfera (Art. 16),
como en la Directiva europea de Calidad del Aire
(2008/50/CE, Art. 23 y Anexo XV) se indica que los
planes de calidad del aire deberán contener una:
“estimación de la mejora de la calidad del aire que se
espera conseguir y del plazo previsto para alcanzar los
objetivos de calidad”. El Ayuntamiento señala unos
porcentajes pero sin ningún soporte científico y técnico
que los respalde.
PODRÍAMOS CALIFICAR LAS MEDIDAS PRESENTADAS EN TRES
TIPOS:
1. Las primeras serían aquellas novedosas, que en
general no tendrán una gran incidencia en la mejora de
la calidad del aire ni en la movilidad de la ciudad.
Hablamos del Bosque Metropolitano, de las dos líneas de
autobuses que atravesarán Madrid Central de este a oeste
y de norte a sur, gratuitas para los usuarios y con
vehículos cero emisiones, o la peatonalización de la
Puerta del Sol y alrededores, que apenas soportaba
tráfico y este era en buena medida de taxis, VTC y
autobuses. Son medidas que, más allá de que puedan
considerarse como populistas, no cambiarán nada
sustancial en el aire que se respira en la ciudad.
También llama la atención que el alcalde, que se ha
cansado de criticar que todas las medidas anteriores se
focalizaban en el centro de la ciudad, no ha concretado
ninguna medida importante de reducción de tráfico en
otros distritos.
2. En un segundo grupo estarían las medidas que
en realidad son una reelaboración, a menudo a la baja en
cuanto a su ambición, en relación a los planes que se
aprobaron en la anterior legislatura y que habían
recibido el visto bueno de la Comisión Europea. En este
grupo situamos la mejora de la flota de autobuses, la
renovación de las flotas de taxis y de vehículos
municipales o las restricciones a los vehículos sin
etiqueta. Esta última medida ya estaba recogida en el
antiguo Plan A (página 105) cuando se hablaba de
“limitar en 2025 la circulación de los vehículos más
contaminantes (sin distintivo ambiental de la DGT) en
todo el municipio de Madrid”, si bien es cierto que
ahora se calendariza y se le dota de una progresividad
más clara.
3. Pero las medidas que más preocupan a la Plataforma
son aquellas que favorecen un incremento del tráfico
motorizado y con ello de la contaminación del aire y
acústica, además de otros problemas de congestión y de
ocupación de espacio público. Entre estas medidas
destaca especialmente la intención de permitir el acceso
a los automóviles de etiqueta C si llevan dos o más
ocupantes, o en todo caso si se trata de motos.
Efectivamente, los vehículos de etiqueta C suponen el 36
% del parque circulante y aquí están incluidos todos los
vehículos diésel afectados por el escándalo de las
emisiones conocido como dieselgate. Este fraude,
descubierto en 2015 y que luego se ha comprobado que era
generalizado en todas las marcas, consistía en trucar
los vehículos para que pasaran los test previos a su
uso, aunque en funcionamiento normal emitían entre dos y
quince veces el límite máximo permitido de óxidos de
nitrógeno (80 miligramos por kilómetro). Y el dióxido de
nitrógeno es, precisamente, el gas que se intenta
reducir en Madrid pues todos los años se sitúa por
encima de los límites legales. Pues bien, son justo este
tipo de vehículos a los que el Ayuntamiento pretende
permitir circular libremente a poco que vayan con dos
personas.
Otras medidas muy negativas son la reducción de los
precios de los aparcamientos municipales junto con la
reconversión de plazas en régimen de residentes a
rotacional. Se priva a los residentes, actualmente con
largas listas de espera, de una infraestructura con el
único objetivo de promover el acceso en coche
subvencionado al centro de la ciudad. Una medida en la
dirección contraria de las que se aplican en el resto
del mundo.
En este mismo sentido se enmarca la disminución drástica
de la cuantía de las multas, que perderán buena parte de
su efecto disuasorio. Y también la consideración como
residentes de los más de 9.000 comerciantes de la zona
centro tendrá como consecuencia un fuerte incremento de
la circulación que puede anular las ventajas que se
estaban consiguiendo con Madrid Central, al plantearse
sin ninguna evaluación previa.
Mención aparte merece el que se incluya en un plan de
lucha contra la contaminación el enterramiento de la A5
entre la avenida de Portugal y la de Los Poblados. Está
por demostrar que las emisiones contaminantes que se
producen en el subsuelo permanezcan allí
indefinidamente. Y si se confía en su filtrado, conviene
echar un vistazo a lo que está ocurriendo en los túneles
de la M-30, donde no se conectan los filtros para evitar
el gasto que supone su mantenimiento.
En definitiva, la Plataforma en Defensa de Madrid
Central anuncia que va a seguir ejerciendo todas las
acciones que estén en su mano para conseguir que el
Ayuntamiento adopte unas medidas que realmente supongan
una mejora de la calidad del aire de toda la ciudad y
que disminuyan los impactos relacionados con el uso
excesivo del coche. |
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