• Los esfuerzos en la mejora de la
calidad del agua de la que se surte el humedal empiezan
a dar sus frutos, con la presencia cada vez mayor de
aves acuáticas indicadoras de buena calidad del hábitat
que nidifican en el entorno de la laguna.
• Sin embargo, se evidencia un retroceso en las especies
con mayor dependencia del arrozal para alimentarse, como
son las garzas. Sobre los malos resultados de este año
puede haber influido el retraso en el inicio del cultivo
del arroz y, por tanto, en el aporte de agua a los
campos, sin descartar las modificaciones en los sistemas
de riego del entorno del parque natural.
• Otros factores externos, como la disponibilidad de
alimento en el mar han influido en la notable reducción
del número de efectivos de las aves marinas coloniales,
como el charrán común y charrán patinegro.
Como todos los años, la Conselleria d’Agricultura,
Desenvolupament Rural, Emergència Climàtica i Transició
Ecològica ha realizado los censos de aves acuáticas en
el Parque Natural de l’Albufera para lo que cuenta con
un convenio de colaboración con SEO/BirdLife. Durante
los meses de marzo a julio, es decir, durante la
temporada de cría, técnicos de esta ONG ornitológica y
de la Conselleria, con el apoyo del Servicio
Devesa-Albufera del Ayuntamiento de Valencia, han
llevado a cabo el censo de las aves nidificantes en el
Parc Natural de l’Albufera. En total, 34 especies de
aves acuáticas se han reproducido durante 2019 en
l’Albufera, un humedal ampliamente reconocido por su
importancia para la conservación de la biodiversidad
europea, y especialmente por lo que respecta a sus
poblaciones de aves.
Las aves, debido a su íntima relación con los
ecosistemas, son fieles indicadores del estado de salud
de los mismos. Por esta razón, el seguimiento a largo
plazo, junto con estudios detallados sobre los aspectos
que afectan a la reproducción de estas especies,
representan una herramienta fundamental para identificar
medidas adecuadas de gestión y amenazas sobre las
poblaciones de aves con el objetivo de definir nuevas
medidas de gestión y conservación. En este sentido, los
resultados de los censos evidencian una serie de
presiones y amenazas, tanto fuera como dentro del
humedal, que ejercen una influencia fuerte sobre las
poblaciones de aves reproductoras,
PROBLEMAS PARA LAS AVES DEPENDIENTES DEL ARROZAL
Durante 2019 se han censado un total de 1.342 parejas de
siete especies de garzas. Esta cifra resulta
especialmente baja, y supone apenas un 31% de la
población censada hace apenas 10 años, momento desde el
cual se ha evidenciado un declive continuado. Las
especies más abundantes han sido la garceta común, con
497 parejas, y la garcilla bueyera, con 336 parejas.
Ambas especies marcan su mínimo desde el inicio de la
serie de datos desde 1984 (en los últimos 10 años han
nidificado una media de 1.050 parejas de garceta común y
1.184 parejas de garcilla bueyera).
En el caso de la garza real en 2019 han nidificado
únicamente 183 parejas, siendo la media de los 10
últimos años de 418 parejas. Asimismo, las dos especies
de garzas catalogadas en el Catálogo Valenciano de Fauna
Amenazada, la garcilla cangrejera y la garza imperial,
han mostrado unos valores por debajo del 50% de la media
de los últimos años (127 y 20 parejas respectivamente).
CAUSAS DEL DECLIVE
Existen tres causas principales de estos resultados. La
primera es el abandono casi total, por causas
desconocidas, de una de las dos colonias de estas aves,
que albergaba cada año más de la mitad de la población
reproductora. Por otro lado, estudios recientes han
evidenciado que la dieta de estas aves ha cambiado
notablemente en los últimos 30 años como respuesta a los
cambios en la disponibilidad de alimento en los
arrozales. Así, presas acuáticas con un aporte
energético menor, como las larvas de libélulas, suponen
hoy en día la base de la dieta de especies como la
garceta común o la garcilla cangrejera, al ser menos
abundantes en el arrozal otras presas más energéticas
como el cangrejo rojo americano.
Por último, el inicio de la reproducción de estas
especies se encuentra sincronizado con la inundación de
los campos de arroz, tras varios meses secos. En 2019,
la inundación de gran parte de los arrozales en junio,
una fecha muy tardía, ha supuesto la inexistencia de
hábitat adecuado para su reproducción; la población de
garza real en verano ha sido prácticamente inexistente,
con sólo un 5% del total, ya que una garza que
nidificase en junio vería volar a sus pollos a mediados
de agosto, en unas condiciones de calor que no podrían
soportar las aves.
MENGUAN LAS COLONIAS DE AVES MARINAS
Los charranes comunes y patinegros establecen sus
colonias junto al mar, muy próximas a zonas donde existe
abundancia de pescados de pequeño tamaño como sardinas y
boquerones. El tamaño de sus colonias obtenido a partir
de los censos realizados en las colonias del Racó de
l’Olla es utilizado como un indicador de la
disponibilidad de alimento en el mar. Dichos censos han
evidenciado la continuidad del declive experimentado en
los últimos años, y tanto el charrán común (172 parejas)
como el charrán patinegro (333 parejas) han mostrado su
menor población nidificante desde los años 80 y 90,
cuando se establecieron sus respectivas colonias.
FUTURO ESPERANZADOR PARA LAS AVES DE LAGUNAS COSTERAS
Los trabajos realizados a escala territorial para
mejorar la calidad del agua que llega al humedal mejoran
también el estado de conservación de la laguna. Unas
aguas con menor cantidad de algas microscópicas y una
mayor cobertura de plantas sumergidas atestiguan esta
recuperación. Del mismo modo, especies indicadoras de
buena calidad del hábitat de lagunas costeras, como pato
colorado y focha común, muestran una estabilidad de
población nidificante con respecto a años anteriores.
Así, el número de parejas que han establecido sus nidos
en el entorno de la laguna ha aumentado notablemente con
respecto a años anteriores (22 de las 37 parejas de pato
colorado, y 8 de las 32 parejas de focha común).
Dicho aumento también se aprecia en otras aves que
dependen del buen estado de la vegetación perimetral de
la laguna, como el rascón europeo, que se encontraba
próximo a su extinción en el humedal y que en 2019 ha
contado con 14 territorios, y calamón común, cuya
población aumenta hasta las 80 parejas.
En general, los resultados obtenidos ponen de manifiesto
la importancia de los hábitats de alimentación, en
especial los arrozales y el medio marino, y de
implementar estudios concretos y medidas de gestión que
permitan recuperar su buen estado de conservación. La
respuesta positiva de las aves acuáticas a la mejora de
la calidad del agua y el aumento de la superficie de
macrófitos sumergidos evidencia que el desarrollo de
políticas y estrategias territoriales a medio plazo
pueden ser exitosas. Por ello, se anima a las
administraciones a que asuman programas más ambiciosos
para mejorar el estado de conservación de los
ecosistemas acuáticos y su biodiversidad asociada. |
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