• Greenpeace reproduce en el corazón de
la capital un ejemplo de los peores efectos del cambio
climático con restos de la inundación provocada por la
DANA que asoló Toledo y Madrid.
• 2023 va camino de ser el año más cálido en la historia
de la humanidad, con múltiples desastres climáticos.
• Mientras, la industria fósil ha conseguido beneficios
multimillonarios, se ha alcanzado el récord de emisiones
y se sigue invirtiendo masivamente en combustibles
fósiles.
• COP28: Greenpeace demanda a los Gobiernos que acuerden
poner fin a los combustibles fósiles y no se dejen
influenciar por las empresas que se benefician con
ellos.
La Puerta del Sol ha amanecido con restos de la
inundación provocada por la DANA que asoló las
provincias de Toledo y Madrid a principios de
septiembre, dejando tras su paso seis personas
fallecidas, campos devastados e innumerables daños
materiales.
El día antes del comienzo de la conferencia anual sobre
cambio climático (COP28), que este año se celebra en
Dubái (Emiratos Árabes Unidos), Greenpeace ha querido
trasladar al centro del país y al corazón de toda la
ciudadanía una muestra de los peores y más dramáticos
efectos de la crisis climática. Con el lema “Desastre
climático patrocinado por la industria fósil” (y los
logos de Repsol, Enagás, Cepsa, Naturgy, Endesa e
Iberdrola), la organización ecologista exige a los
Gobiernos reunidos en la COP28 que lleguen a un acuerdo
para abandonar los combustibles fósiles, principales
causantes de esta crisis.
“Hoy hemos venido aquí para visibilizar los terribles
impactos del cambio climático causado por las empresas
de combustibles fósiles. Confíamos en que en esta COP la
toma de decisiones no se vea entorpecida por los
intereses de la industria fósil que, por desgracia, cada
año aumenta su presencia e influencia en estas cumbres,
y que se adopten las medidas necesarias para afrontar el
reto que la emergencia climática plantea. La humanidad
tiene derecho a un futuro”, ha declarado Pedro Zorrilla
Miras, representante de España en la delegación
internacional de Greenpeace en la COP28.
Como revela el último informe de Greenpeace, en España,
como en muchos países de Europa, la industria del gas
fósil ha utilizado la crisis energética y su gran
influencia política para diversificar sus importaciones
y lucrarse con la construcción de infraestructuras
innecesarias que paga la ciudadanía como parte de sus
facturas energéticas, viéndose abocada a décadas de
dependencia del gas.
“El cambio climático está aquí, es cada vez más intenso
y nos ha llevado a una situación de verdadera
emergencia. Mientras, las empresas y los países
productores de combustibles fósiles siguen planeando
nuevos yacimientos y la expansión de sus
infraestructuras. De seguir adelante, los Gobiernos, en
conjunto, producirán en 2030 más del doble de
combustibles fósiles de lo que haría falta para no
sobrepasar el límite de 1,5 ºC de calentamiento global
[1]”, denuncia Zorrilla Miras.
Greenpeace reclama que en la COP28 que empieza mañana se
acuerde una fecha para el abandono de los combustibles
fósiles de forma rápida, definitiva y justa con las
personas afectadas: tal acuerdo mandaría una señal
inequívoca, favoreciendo el establecimiento de medidas
más ambiciosas. El año pasado, más de 80 países apoyaron
esta demanda de la sociedad. Este año la presidencia de
la COP28 recae en el presidente de una petrolera: esto
demuestra hasta qué punto la industria fósil ha
conseguido elevar su poder en las cumbres mundiales del
clima. Pero, a su vez, esto pone el foco todavía más en
los combustibles fósiles, y hace que esta demanda no
pueda esconderse detrás de discursos blanqueados.
BALANCE DEL ACUERDO DE PARÍS EN LA COP28
A pesar del logro alcanzado por la movilización de la
sociedad civil y la ciencia en 2015 con el Acuerdo de
París, que consiguió el consenso de todos los países del
mundo para intentar que la temperatura no subiera más de
1,5 ºC, las medidas políticas adoptadas siguen siendo
insuficientes: las emisiones globales continúan
aumentando porque sigue creciendo el uso de combustibles
fósiles a escala global, cuando tendría que estarse
reduciendo rápidamente. En la COP28 se hará el primer
balance global desde el Acuerdo de París, que debe
cerrar las brechas para 2030 entre lo prometido y lo
realmente hecho. En Dubái se debería acordar acelerar la
acción inmediata para mantener el límite de 1,5 °C al
alcance, con nuevos objetivos de reducción de emisiones
más ambiciosos, y los recursos económicos necesarios
para que los países se puedan adaptar y hacer frente a
las pérdidas y daños causados por el cambio climático,
incluyendo el nuevo Fondo de Pérdidas y Daños e
instrumentos para que la industria fósil pague por la
destrucción y el daño causados.
El Gobierno de España, que ejerce este semestre la
presidencia del Consejo de la Unión Europea, jugará un
importante papel en la COP28. Greenpeace le pide que
haga todo lo que esté en su mano para conseguir un
acuerdo ambicioso y vinculante para acabar con los
combustibles fósiles y para avanzar en un paquete
financiero creíble y acorde a la necesaria acción
climática. |
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