• Según un informe de Food and Water
Action Europe el 28% de las importaciones a nuestro país
dependen de gas fósil procedente de fracturación
hidráulica, cuyo impacto climático es cinco veces mayor.
• La red Gas No es Solución, conformada por las
principales organizaciones ecologistas, considera
prioritario evitar que se siga invirtiendo en este
sector y exigir una ruta de eliminación del gas para
antes de 2040.
• Al mismo tiempo, cientos de personas bloquean las
calles alrededor de la European Gas Conference, en
Viena.
La red Gas No es Solución publica hoy el informe
‘España: El fracking llama de nuevo a tu puerta’
elaborado por Food and Water Action Europe, en el marco
de una campaña internacional que denuncia la persistente
dependencia de España y la Unión Europea del gas fósil,
así como sus consecuencias sociales y climáticas. Según
los datos revelados en el informe, España es actualmente
el segundo importador en la Unión Europea de gas fósil
licuado (GNL) procedente de Estados Unidos. Resultando
en que más del 28% de las importaciones totales en
nuestro territorio proceden de gas de fracturación
hidráulica o fracking, cuyo impacto climático es casi
cinco veces mayor. “Estos datos son completamente
incompatibles con los objetivos del Acuerdo de París”
denuncia la red, que cuenta con los apoyos de las
principales organizaciones ecologistas del país, y cuyo
compromiso es proporcionar un seguimiento veraz del
impacto de este combustible en nuestro planeta y los
intereses de la industria gasista.
La red Gas No es Solución es una red de más de una
veintena de organizaciones ambientales y sociales, entre
las que se encuentran Amigos de la Tierra, CECU, ECODES,
Ecologistas en Acción, Fundación Renovables, Greenpeace,
Juventud por el Clima, Plataforma por un Nuevo Modelo
Energético, Transport & Environment y ODG, nace con la
intención de unir fuerzas y denunciar la expansión de
las redes de gas y la exploración en el Estado español y
en todo el mundo. La red cree que la situación actual de
España y la Unión Europea es un claro ejemplo de
hipocresía climática y considera prioritario evitar una
mayor inversión en este sector y exigir un camino hacia
la eliminación progresiva del gas, culminando en su
completa eliminación para antes de 2040.
“La situación que nos muestra el informe es que a pesar
del reconocimiento del gobierno español de los
importantes impactos ambientales y sociales de la
explotación de gas a través de la fracturación
hidráulica en la Ley de Cambio Climático y Transición
Energética (Ley 7/2021), no ha implementado medidas para
evitar estos impactos fuera de sus fronteras” señala la
Red y destaca los datos del informe de Food and Water
Action Europe donde España aparece como el segundo mayor
importador de gas fósil de los Estados Unidos, la
mayoría del cual se extrae mediante fracturación
hidráulica. Esto representa un total de 12,1 mil
millones de metros cúbicos (bcm) importados a lo largo
del año pasado, lo que equivale al 32,3% del consumo de
gas fósil de España en 2022.
Por lo tanto, el gobierno español, las empresas
importadoras y la gestora del sistema gasista, Enagás,
son cómplices de los impactos de la extracción de gas,
que es perjudicial para las personas, las comunidades y
el planeta. Y en concreto, la técnica de fracking supone
un grave problema de salud pública en las poblaciones
cercanas a los puntos de extracción. Además, esta fiebre
del gas europea está teniendo consecuencias
significativas en muchos países de otros continentes,
como África y Asia. España ha firmado al menos cinco
contratos de suministro de GNL a largo plazo, con fechas
de finalización entre 2037 y 2042, poniendo en riesgo
los objetivos de descarbonización del país.
Continuar firmando contratos para quemar gas con un alto
impacto climático protegerá los intereses de la
industria del gas y, para la ciudadanía del estado
español, ya en serio riesgo de desertificación, solo
supone una renovada apuesta en contra de la transición
climática justa. Además, el interés de Europa por el gas
ya está generando enormes problemas en otros
territorios. El deseo de numerosos gobiernos de vender
gas a Europa está llevando a países como Egipto a optar
por la quema de combustibles más contaminantes y al
surgimiento de nuevas infraestructuras y gasoductos en
África para exportar gas y poniendo en peligro la
transición energética del continente, como denuncia la
organización Don’t Gas Africa. Del mismo modo, la
incapacidad de Europa para desligarse del gas está
dejando a países más vulnerables como Pakistán sin poder
acceder a los mercados energéticos para proporcionar
servicios básicos a toda la población.
Ahora mismo, además, está teniendo lugar en Viena,
Austria la European Gas Conference, un evento anual que
reúne a líderes y expertos de la industria del gas fósil
en Europa y en todo el mundo. Desde que comenzó la
conferencia este lunes 27, y a pesar del uso de gas
pimienta por parte de las fuerzas policiales, cientos de
personas bloquearon las calles cercanas al lugar donde
se realiza la conferencia en el centro de Viena. Los
manifestantes, de una variedad de organizaciones
incluyendo la plataforma Beyond Gas, la rama
internacional de Gas No es Solución, exigen el fin de la
explotación de combustibles fósiles que se planea a
puerta cerrada en la EGC y reclamaban cambios integrales
para crear un sistema energético justo. A día de ayer,
las protestas se saldaron con más de 140 detenidos.
Todas estas razones llevan a Gas No es Solución a
aumentar su trabajo en los próximos meses para detener
esta expansión sin sentido. La red considera prioritario
evitar una mayor inversión en este sector y exigir un
camino hacia la eliminación del gas, culminando en su
completa eliminación para 2040. Para las organizaciones
que conforman la red, no eliminar el gas solo
beneficiaría a grandes corporaciones.
POR LO TANTO, LA RED EXIGE:
- Una reducción permanente y ambiciosa del consumo
de gas fósil en el Estado español, gestionada de forma
justa y equitativa para dar prioridad a la protección de
las personas en situación de pobreza energética y
garantizar que nadie se quede atrás en el cambio a las
energías limpias. Los hitos del plan serían, como tarde,
dejar de quemar gas para producir energía eléctrica en
2030, en hogares y edificios en 2035 y para procesos
industriales en 2040.
- El cese inmediato de toda financiación pública
para nuevas infraestructuras de gas fósil o su
reconversión en hidroductos. Incluida la subvención de
redes capilares de gas en pueblos y ciudades, centrales
satélites de regasificación y calderas domiciliarias y/o
colectivas.
- El dinero público debe destinarse a soluciones
reales y adaptar los requisitos legales para facilitar
el aumento de las energías renovables y la eficiencia
energética. Esto significa más inversiones en energía
geotérmica, eólica, solar fotovoltaica distribuida,
gestión de la demanda, almacenamiento y soluciones
inteligentes de almacenamiento de energía, etc.. Esta
apuesta mitigará el cambio climático de forma eficiente,
barata y con menos riesgos para la salud pública, al
tiempo que creará miles de nuevos puestos de trabajo en
energía limpia de manera distribuida por gran parte del
territorio.
- El fin de la influencia indebida que la
industria de los combustibles fósiles tiene en la
política climática y energética por las puertas
giratorias entre gobiernos y consejos de administración.
Al igual que no se invita al lobby del tabaco a redactar
la legislación sanitaria, las grandes petroleras y
gasistas no deben tener voz en el desarrollo de la
legislación para proteger el clima.
- Incluir en el artículo 9 de la Ley de Cambio
Climático la prohibición de las importaciones de GNL
extraído mediante fracking. |
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