• Este incendio, que ya se ha llevado
4.000 hectáreas, es el primer Gran Incendio Forestal de
2023.
• El verano actual abarca cinco semanas más por el
cambio climático y los incendios deben estar en lo más
alto de las agendas políticas, no abordándose cuando
llega el calor y el fuego, sino con una gestión forestal
adecuada.
• En España, el aumento de temperaturas y las sequías
hacen que las masas forestales sean más inflamables.
Esto, sumado a la falta de gestión forestal, genera el
escenario perfecto para los incendios.
En el incendio declarado este jueves en Villanueva de
Viver (Castellón) han ardido ya 4.000 hectáreas, siendo
el primer Gran Incendio Forestal de 2023 (GIF son
aquellos superiores a 500 hectáreas). Este incendio ha
supuesto el desalojo de 2000 personas de municipios de
Castellón y Teruel por la proximidad de las llamas. En
2022 el primer GIF fue en enero.
“Cada vez asistimos a más desalojos masivos y miles de
hectáreas afectadas. Los incendios, en un contexto de
cambio climático y con la falta de gestión de nuestros
bosques, supone un problema ambiental y de seguridad
civil. Los incendios deben estar en lo más alto de las
agendas políticas y no deben abordarse cuando llega el
calor y el fuego, sino previniendo mucho antes, con una
gestión adaptada a esta nueva realidad”, explica Mónica
Parrilla, portavoz de Greenpeace España.
EL CAMBIO CLIMÁTICO ALARGA LA TEMPORADA DE MÁXIMO
RIESGO DE INCENDIOS FORESTALES
Greenpeace ha recordado esta semana (con la presentación
del nuevo informe IPCC) que el cambio climático,
provocado principalmente por los combustibles fósiles,
está modificando el clima, agravando los eventos
climáticos extremos y diluyendo las estaciones de
transición (primavera y otoño). El verano actual abarca
cinco semanas más que a comienzos de los años 80. El año
2022 fue el más caluroso de los últimos 107, con 4.700
personas fallecidas como consecuencia de las distintas
olas de calor.
#YaNuncaEsPrimavera es el lema de la pancarta que la
organización descolgó hace unos días en el edificio de
El Corte Inglés de Nuevos Ministerios (Madrid) para
destacar la gravedad del asunto, porque quedarnos sin
primavera significa ampliar el periodo de riesgo de
grandes incendios forestales.
“Nuestros bosques también sufren el cambio climático con
temperaturas más altas y sequías prolongadas, que hacen
que las masas forestales sean mucho más inflamables.
Esto, sumado a la falta de gestión forestal, de
combustible seco y continuado, nos da el escenario
perfecto para un incendio. El incendio depende de la
topografía, meteorología y del combustible. No podemos
modificar valles ni montañas, ni cambiar la metereología,
de manera que la clave es la gestión de nuestros
bosques, cada vez más vulnerables a un clima cambiante”,
añade Parrilla.
MUCHO MÁS QUE CAMBIO CLIMÁTICO: EL 95% DE LOS
INCENDIOS SON DE CAUSA HUMANA
La organización recuerda que el origen del fuego suele
ser, en un 95%, de causa humana. Para los próximos días,
la AEMET confirma que habrá temperaturas más propias de
junio, de manera que es fundamental que la sociedad
extreme las precauciones en el monte: sin igniciones no
hay incendios que se propaguen de forma dramática.
En el caso del incendio de Villanueva de Viver, parece
que fue una chispa de maquinaria. Esto se determinará en
la investigación. Lo cierto, es que independientemente
de la causa del incendio, el estado de nuestros bosques
hace que podamos tener un incendio de dimensiones
dramáticas, lo que se conoce como “riesgo de
propagación”.
LAS SOLUCIONES ESTÁN EN NUESTRAS MANOS
- Para abordar las soluciones ante los grandes incendios
forestales, hay que abordar los dos riesgos: de ignición
y de propagación.
- Riesgo de ignición: en los próximos días, es
importante un llamamiento a la población para prevenir
incendios forestales en el monte. (No usar fuego sin
autorización y extremar precauciones con maquinaria, así
como prohibir fuego en zonas recreativas)
- Riesgo de propagación: es fundamental la gestión
forestal de nuestros bosques adaptada a la nueva
realidad, recuperar el paisaje en mosaico agroforestal
tradicional de forma sostenible, mejor adaptado, con
menos carga de combustible, y recuperar zonas degradadas
y desertificadas. Para mantener ese nuevo paisaje, es
vital la dinamización y reactivación de la economía
rural que contribuya a generar estos territorios
resilientes ante incendios de alta intensidad y
comunidades activas que prevengan y gestionen el riesgo.
Y para ello se necesita inversión, presupuestos
destinados a gestión forestal
- Y, por supuesto, en esta década es vital la reducción
de emisiones, para lo cual es imprescindible abandonar
los combustibles fósiles e impulsar las renovables en
manos de la ciudadanía, así como realizar cambios
rápidos y profundos en todos los sectores y a todas las
escalas para cambiar nuestro modelo de producción y
consumo. |
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