• La Diputación de Huesca ha presentado
un proyecto de ARAMON y de la Mancomunidad del Valle del
Arán para unir las estaciones de esquí de Candanchú,
Astún y Formigal con fondos europeos Next Generation.
• Las organizaciones ecologistas denuncian que
estos fondos son para impulsar otro tipo de turismo
sostenible y adaptado a los nuevos escenarios de
emergencia climática y de pérdida de biodiversidad; y
que deben asegurar que las inversiones no generen
impacto ambiental.
• Además, alertan de las graves consecuencias que
tendría sobre los hábitats de uno de los lugares más
singulares de alta montaña, refugio de numerosas
especies de flora y fauna.
• Así, reclaman al Ministerio de Industria, Comercio y
Turismo que no financie estos ejemplos de turismo
insostenible y al Ministerio para la Transición
Ecológica y el Reto Demográfico que evalúe si cumple con
los principios de los fondos europeos Next Generation.
La Diputación de Huesca ha presentado al Ministerio de
Industria, Comercio y Turismo una propuesta de financiar
mediante el Plan de Recuperación, Transformación y
Resiliencia (PRTR) un proyecto de ARAMON y de la
Mancomunidad del Valle del Arán de unión de las
estaciones de esquí de Candachú, Astún y Formigal, cuyo
coste asciende a 34 millones de euros, que se unen a los
aproximadamente 30 millones de euros que ya se han
solicitado en la fases previas del proyecto. El propio
secretario de Estado de Turismo ha confirmado, en
declaraciones a los medios de comunicación, que el
proyecto podría recibir una financiación cercana a esa
cantidad.
Para las cinco organizaciones ecologistas estatales,
Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace,
SEO/BirdLife y WWF, dicho proyecto no debe llevarse a
término por sus negativos impactos ambientales y porque
daría continuidad a un modelo de desarrollo
insostenible, que no genera empleo de calidad y que está
destinado a desaparecer en el corto plazo por las
condiciones meteorológicas provocadas por el cambio
climático.
Las organizaciones ecologistas alertan de que la
construcción de esta infraestructura de conexión entre
estaciones de esquí comportaría un impacto irreparable
en el paisaje y en las especies de fauna y flora de este
espacio pirenaico, especialmente en el paraje denominado
Canal Roya, un gran valle glaciar, al pie de pico Anayet,
de extraordinaria belleza y valores naturales. El
proyecto contempla levantar dos entramados de grandes
pilastras metálicas, ancladas en hormigón, para sostener
los cables por los que discurrirían telecabinas en ambas
direcciones. Además, se pretende construir una carretera
de servicio y evacuación a lo largo de todo el recorrido
y se edificaría una estación de servicios en el fondo
del valle.
Las organizaciones ecologistas recuerdan que este
valioso espacio natural tiene abierto un procedimiento
para la creación de un nuevo parque natural, denominado
Anayet-Partacua, fundamentado en su singularidad
paisajística de origen glaciar, su excepcional
vegetación de alta montaña y su fauna singular y que,
hasta que dicho procedimiento se resuelva no debería
haber ninguna intervención sobre la zona.
WWF, SEO/BirdLife, Greenpeace, Ecologistas en Acción y
Amigos de la Tierra denuncian que este proyecto que se
enmascara como “turismo sostenible” no cumple con el
principio de “No Hacer Daño Significativo” (DNSH por sus
siglas en inglés), condición sine qua non establecida
por la Unión Europea (UE) para la asignación de los
fondos europeos Next Generation que financian el PRTR,
que obliga a justificar que los proyectos financiados
no impactarán de forma negativa a ninguno de los seis
objetivos medioambientales definidos por la UE:
1. Mitigación del cambio climático.
2. Adaptación al cambio climático.
3. Uso sostenible y protección de los recursos hídricos
y marinos.
4. Transición hacia una economía circular.
5. Prevención y control de la contaminación.
6. Protección y recuperación de la biodiversidad y los
ecosistemas.
Los grupos ecologistas se muestran convencidos de que el
proyecto incumple todos los objetivos ambientales, por
lo que el Gobierno español se verá obligado a devolver
los fondos. Las organizaciones ecologistas manifiestan
que: “Además de los impactos locales sobre la
biodiversidad, la creación de nuevas infraestructuras y
carreteras supondría un aumento del flujo de vehículos,
lo que impide la lucha contra el cambio climático. Vamos
a denunciar ante la Comisión Europea esta propuesta si
hiciera falta, y no cabe duda de que, si esta ha sido
financiada con dinero europeo, la UE va a obligar a su
devolución”.
CONTRARIO AL NUEVO ESCENARIO CLIMÁTICO
Además, en un contexto de cambio climático, con un
riesgo alto de descenso de la nieve según las
predicciones del Observatorio Pirenaico de Cambio
Climático (OPCC), sostener las instalaciones de esquí
supone apostar por la innovación artificial como la
única estrategia, lo que pone en riesgo los humedales y
supone un aumento del consumo de energía. En lugar de
ello, atendiendo al diagnóstico del propio OPCC, las
estaciones de esquí en la montaña aragonesa deben
afrontar sin demora su adaptación al cambio climático y
la progresiva reducción de la nieve. Para mantener el
empleo actual han de reformular su proyecto,
diversificando y corrigiendo su oferta turística hacia
un modelo sostenible.
Las posibles pérdidas de empleo de este cambio en el
modelo deberían tener la misma consideración que otros
sectores de actividad (energético, automóvil…) que
sufrirán la reconversión para realizar una transición
justa. La destrucción de este paraje compromete el
futuro de un turismo sostenible, de nuevas oportunidades
de empleo y de calidad en la zona. El uso del Fondo de
Recuperación Europeo debe dirigirse a este objetivo,
diversificando y desestacionalizando el empleo y
promoviendo la producción y gestión de los recursos
locales, priorizando recursos económicos destinados a la
creación de empleo, dotación de servicios y calidad de
vida que favorezcan el asentamiento de la población,
especialmente de las mujeres jóvenes, como eje
vertebrador y de desarrollo demográfico en estas
montañas. “No hay otro camino para fijar población
estable en el territorio y corregir la precariedad
actual del empleo en torno a las estaciones”, afirman
las organizaciones.
Las ONG consideran que es urgente promover otro modelo
de desarrollo en el territorio, contando con la
participación de la población local, para emprender
iniciativas capaces de generar empleo sin comprometer
los valiosos recursos naturales de la zona. Por ello,
estas organizaciones concluyen que insistir en este
modelo de turismo no tiene sentido, y supone un
despilfarro de fondos públicos que intentan prolongar la
agonía del negocio de la nieve en esta valiosa zona del
Pirineo aragonés. |
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