• Aunque se han logrado avances, la
rapidez y la magnitud del desplazamiento forzado siguen
superando las soluciones en favor de las personas
refugiadas.
ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, indicó
el día de hoy que el número de personas que se ven
forzadas a huir de sus hogares no solo ha ido en aumento
año tras año en la última década, sino que también se
encuentra en el nivel más alto desde que se tiene
registro. Esta tendencia solo podrá invertirse con un
esfuerzo concertado hacia la construcción de la paz.
A finales del 2021, según el informe anual de Tendencias
Globales de ACNUR, el número de personas desplazadas por
las guerras, la violencia, la persecución y las
violaciones a los derechos humanos ascendía a 89,3
millones, es decir, un 8% más en comparación con el año
anterior y más del doble en relación con la cifra de
hace diez años.
Desde entonces, la invasión rusa de Ucrania – que
desencadenó una de la crisis de desplazamiento forzado
de mayor magnitud y rápido crecimiento desde la Segunda
Guerra Mundial – y otras emergencias, desde el
continente africano hasta Afganistán y en otros países,
han hecho que la cifra supere el dramático hito de 100
millones de personas.
“En la última década, las cifras se han incrementado
cada año”, indicó Filippo Grandi, Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.
“O la comunidad internacional se une para emprender
acciones que permitan responder a esta tragedia humana,
para resolver los conflictos y encontrar soluciones
duraderas, o esta terrible tendencia continuará”.
De acuerdo con el Banco Mundial, el año pasado se
caracterizó por el número de conflictos nuevos que
surgieron y la cantidad de conflictos ya existentes que
se exacerbaron. Veintitrés países – cuya población, en
conjunto, suma 850 millones de personas – experimentaron
conflictos de intensidad media y alta.
Al mismo tiempo, la escasez de alimentos, la inflación y
la crisis climática han acentuado las dificultades de la
población y han añadido más presión a la respuesta
humanitaria en un momento en que se complica el panorama
de financiación de muchas situaciones.
El número de personas refugiadas aumentó a 27,1 millones
en 2021. Las llegadas se incrementaron en Uganda, Chad y
Sudán, entre otros países. La mayor parte de las
personas refugiadas fueron acogidas nuevamente por
países vecinos con pocos recursos. De manera similar, el
número de personas solicitantes de asilo llegó a 4,6
millones, es decir, subió un 11%.
El año pasado se vio también que, por decimoquinto año
consecutivo, el número de personas desplazadas en el
interior de sus propios países se mantuvo al alza hasta
llegar a 53,2 millones. Este incremento se debe al
recrudecimiento de la violencia y los conflictos en
algunos lugares, como Myanmar. En Etiopía, el conflicto
en la región de Tigray y en otras regiones ha forzado la
huida de millones de personas dentro del país. De manera
similar, las tensiones en el Sahel han provocado nuevos
desplazamientos internos, sobre todo en Chad y Burkina
Faso.
La velocidad y la magnitud del desplazamiento forzado
sigue superando las soluciones disponibles – como el
retorno, el reasentamiento y la integración local – para
las personas desplazadas. Sin embargo, este informe de
Tendencias Globales contiene también atisbos de
esperanza. En 2021, aumentaron los retornos de personas
refugiadas y desplazadas internas, volviendo a niveles
anteriores a la COVID-19; además, la repatriación
voluntaria se incrementó un 71%, si bien la cifra sigue
siendo modesta.
“Aunque estamos siendo testigos del surgimiento de
nuevas y estremecedoras situaciones de refugiados, al
tiempo que otras se reactivan o continúan sin
resolverse, también hay ejemplos de países y comunidades
que trabajan coordinadamente para encontrar soluciones
en favor de las personas desplazadas”, añadió Filippo
Grandi. “Se está dando en distintos sitios, como por
ejemplo la cooperación regional para la repatriación de
personas originarias de Costa de Marfil. Pero estas
importantes decisiones tienen que replicarse y ampliarse
en otros lugares”.
En la región de las Américas también hay ejemplos de
buenas prácticas. “De todas las personas refugiadas y
desplazadas por la fuerza en el mundo, la quinta parte
se encuentra en las Americas”, dijo José Samaniego,
director de la oficina regional de ACNUR para las
Américas. “Los esfuerzos de los países de la región para
regularizar, brindar protección e integrar localmente a
estas personas son ejemplos de solidaridad que requieren
mayor apoyo de la comunidad internacional”.
Asimismo, si bien se estima que el número de personas
apátridas aumentó ligeramente en 2021, alrededor de
81.200 personas adquirieron una nacionalidad o esta les
fue confirmada, lo cual constituye la mayor reducción
anual de casos de apatridia desde que comenzó la campaña
de ACNUR #IBelong en 2014. |
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