• El posicionamiento del gobierno de
España para acordar un Tratado Global de los Océanos en
la ONU es de escaso liderazgo, ambiguo y defiende los
intereses de la industria pesquera destructiva.
• España es líder en comercio de tiburón, una
especie vital para la supervivencia de los océanos y con
ejemplares en peligro de extinción que necesitan con
urgencia un control a nivel internacional.
• El 95 % de la biodiversidad de los peces no está
siendo evaluada por las organizaciones regionales de
gestión pesquera, sin embargo España no apoya
activamente su inclusión en el Tratado.
• Para Greenpeace el Gobierno se suma con esa postura al
bluewashing, cada vez más generalizado, del Día de los
Océanos.
Con motivo del Día Mundial de los Océanos, activistas de
Greenpeace han accedido a la entrada del Ministerio de
Agricultura, Pesca y Alimentación para colgar un tiburón
que representa a los 100 millones de tiburones que
mueren anualmente y los cientos de miles que España
captura cada año de manera descontrolada en aguas
internacionales. Es por eso que las poblaciones de
tiburones se han desplomado en un 70% en los últimos 50
años. La pesca de tiburón es uno de esos ejemplos de por
qué se necesita un Tratado Global de los Océanos
ambicioso, que se negociará en agosto en Naciones
Unidas, pues no está regulada y se considera pesca
"accidental".
Dos activistas de la organización han escalado las
verjas de la entrada al ministerio y han colgado redes
de pesca reutilizadas, además de diferentes imágenes que
nos muestran la cruda realidad de la sobreexplotación
pesquera. Los y las activistas han desplegado varias
pancartas con los mensajes: "Ministro, protege los
océanos y no sus negocios" o "Los océanos sin tiburones
sí que dan miedo".
El Gobierno de España, especialmente a través de su
ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha
ratificado el compromiso de nuestro país para asegurar
la protección de, al menos, el 30% del océano global a
través de una red de áreas marinas altamente protegidas
para 2030. Pero según un documento al que tuvo acceso
Greenpeace tras la pasada ronda de negociaciones de
marzo, la Secretaría General de Pesca del Gobierno
español estaría valorando positivamente excluir la
actividad pesquera del Tratado Global de los Océanos,
algo que no tiene sentido puesto que la desenfrenada
actividad pesquera es uno de los principales problemas
que atraviesan. Por eso, hoy Día Mundial de los Océanos,
Greenpeace denuncia el doble juego del Gobierno de
España con una una demanda clara: que se incluya la
gestión de la pesca en el texto final de dicho Tratado.
“Es conocida la ideología del Ministerio de Agricultura
y Pesca que está, históricamente y con independencia del
color político, unida a las políticas que favorecen la
explotación de los recursos naturales, en este caso los
pesqueros, frente a la conservación marina, con un
objetivo más cercano a la industria pesquera” ha
declarado Pilar Marcos, responsable de la campaña de
océanos de Greenpeace. “Si el Ministerio de Pesca quiere
mantener el statu quo y defender el interés de unos
pocos señores del negocio marino, no hay mucho que
celebrar en este día mundial de los océanos y seremos
testigos de la desaparición de especies emblemáticas
para la mar como son los tiburones”, subraya Marcos.
TIBURONES EN EXTINCIÓN
Hay 17 especies de tiburones en peligro de extinción,
entre ellas el tiburón marrajo. Se calcula que 100
millones de tiburones mueren cada año. Los tiburones son
capturados por la pesquería como captura accidental en
el Atlántico, sin cuotas ni seguimiento. A pesar de que
el objetivo regulado de la pesquería es de pez espada,
según constató Greenpeace en 2019, por cada pez espada
capturado, se pescan 8 tiburones. España es líder
mundial en el comercio de carne de tiburón con el mayor
número de exportaciones entre 2009 y 2019.
LA FALLIDA PROTECCIÓN DE LOS OCÉANOS
No existe un proceso o marco global para abordar la suma
de problemas a los que se enfrentan los océanos: del
cambio climático a la minería submarina o la
contaminación. El 95 % de la biodiversidad de peces en
aguas internacionales no son evaluadas por las
Organizaciones Regionales de Gestión Pesquera (OROP).
El objetivo de las OROP no es la conversación holística
de todo el mar, sino la optimización del negocio de la
pesca, que en última instancia es el dinero (al menos
desde la perspectiva de las naciones, no necesariamente
de las personas involucradas), y dejan fuera especies
tan fundamentales como los tiburones.
Es por eso que algunos países han pedido que se excluya
la pesca del ámbito del tratado, preocupados de que el
acuerdo pudiera socavar el papel de la gestión pesquera
regional de las OROP en la regulación de las actividades
pesqueras internacionales.
PROTEGER EL RECURSO PESQUERO VS. LOS BOLSILLOS DE LA
INDUSTRIA PESQUERA DESTRUCTIVA
La alta mar constituye casi las dos terceras partes del
océano, y su gran distancia de la costa las hace de más
difícil y costoso acceso para los pescadores, por tanto
pocos países realizan la mayor parte de la pesca en
estas aguas. Los subsidios a la pesca nociva han
empeorado el problema: sin estos subsidios de los
gobiernos, hasta el 54 % de los caladeros de alta mar no
serían rentables con las tasas de pesca actuales, como
señala una publicación en Science.
Un número muy limitado de países se benefician de la
pesca en alta mar y el 86 % de la misma se realiza por
cinco países: China continental, Taiwán (República de
China), Japón, Corea del Sur, y España. Tan sólo 100
grandes empresas son las responsables de un tercio de la
pesca en alta mar.
Más del 70 % de la flota española es artesanal (barcos
con menos de 12 metros de eslora), que no depende de la
pesca de tiburones y, por tanto, regular la pesquería de
tiburones en alta mar no afectaría al sector pesquero
tradicional.
El hecho de que se permita que esta pesca no regulada y
destructiva continúe en el Atlántico Norte, es un
ejemplo perfecto de por qué hay que terminar con la
situación actual sin supervisión y de desgobernanza
global de los océanos, y de por qué necesitamos un
Tratado Global. Sencillamente, para Greenpeace, las
leyes y regulaciones actuales no funcionan.
España, dentro de un posicionamiento conjunto en la UE,
está permitiendo que los países que más quieren
debilitar el texto del Tratado sean más activos en la
consecución de sus demandas sobre el borrador final en
las negociaciones de la ONU. Greenpeace en el Día
Mundial de los Océanos, pretende impulsar el
posicionamiento de la UE, señalando a España por su
escaso liderazgo y ambigüedad entre lo que dice y lo que
hace. Si la UE toma la postura "intermedia" permitirá a
los países que quieren rebajar la ambición del Tratado
ser más activos presionando a Naciones Unidas en agosto. |
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