• La organización ecologista ha
documentado los 840 kilómetros cuadrados del Área
Especial de Descontaminación a través de 32
investigaciones durante 10 años.
• Los informes también certifican que el
desmantelamiento de Fukushima Daiichi es inalcanzable.
Casi una década después del accidente nuclear de
Fukushima Daiichi, Greenpeace evidencia a través de
sendos informes hechos públicos hoy en rueda de prensa
en Japón que el 85% del Área Especial de
Descontaminación continúa afectada por residuos
radiactivos y que el plan de desmantelamiento de la
central es irrealizable.
El informe Radiación en Fukushima 2011-2020 documenta
los 840 kilómetros cuadrados del Área Especial de
Descontaminación a través de 32 investigaciones
realizadas durante los 10 últimos años y detalla los
niveles de radiación en los municipios de Iitate y Namie,
en la prefectura de Fukushima.
Por otro lado, el informe el Desmantelamiento de la
central nuclear de Fukushima Daiichi, también públicado
hoy, señala que el plan oficial de desmantelamiento de
la central nuclear para dentro de los próximos 30-40
años es irreal y no tiene perspectivas de éxito.
“Los sucesivos Gobiernos de Japón han tergiversado la
ineficacia del programa de descontaminación y han
ignorado los riesgos radiológicos. También han afirmado
falsamente que el plan de desmantelamiento de Fukushima
Daiichi convertirá el lugar en un terreno limpio a
mediados de siglo”, ha declarado Shaun Burnie,
especialista nuclear senior de Greenpeace East Asia.
“Un accidente nuclear tiene un principio, pero no un
final. Sabiendo esto, en España se están prolongando las
licencias nucleares, todo ello sin tener en cuenta que
implican impactos ambientales que nunca han sido
adecuadamente evaluados, que dificultan la transición
ecológica, que su producción es innecesaria para la
seguridad de suministro eléctrico, que aumentan la
generación de residuos radiactivos y que sus empresas
propietarias están reclamando bajadas de impuestos para
que sean rentables”, ha señalado Raquel Montón,
responsable de Energía de Greenpeace España.
ASÍ ESTÁ LA ZONA 10 AÑOS DESPUÉS
El primer equipo de expertos en radiación de la
organización ecologista llegó a la prefectura de
Fukushima el 26 de marzo de 2011 y, desde entonces,
Greenpeace ha realizado 32 investigaciones sobre las
consecuencias radiológicas del desastre durante la
última década, la más reciente en noviembre de 2020.
LOS HALLAZGOS CLAVE DEL INFORME DE RADIACIÓN EN
FUKUSHIMA 2011-2020 SON:
- La mayor parte de los 840 kilómetros cuadrados del
Área Especial de Descontaminación, el 85%, donde el
Gobierno es responsable de la descontaminación,
permanece contaminada con cesio radiactivo.
- El análisis de los propios datos del Gobierno muestra
que solo un 15% del Área Especial de Descontaminación se
ha descontaminado.
- En muchas áreas no se alcanzará, en el plazo de tiempo
fijado, el nivel objetivo de descontaminación a largo
plazo del Gobierno japonés de 0,23 microsieverts por
hora (µSv / h) [1]. La población estará sujeta durante
décadas a una exposición a radiación superior al 1 mSv /
año recomendado como máximo.
- En las áreas donde se levantaron las órdenes de
evacuación en 2017, específicamente Namie e Iitate, los
niveles de radiación permanecen por encima de los
límites seguros, lo que potencialmente expone a la
población a un mayor riesgo de cáncer. Por ejemplo, en
una antigua escuela y jardín de infancia de la ciudad de
Namie, el 93% de todos los puntos medidos permanecen por
encima del objetivo de 0,23 µSv / h
- El muestreo y análisis confirman la presencia de
estroncio-90 radiactivo (Sr-90), liberado en el
accidente, un radionúclido que se concentra en los
huesos y la médula ósea. El Gobierno japonés no está
realizando análisis de laboratorio y utiliza
aproximaciones que fueron indicadas como imprecisas en
2015. Queda una enorme cantidad en los núcleos de
combustible del reactor fundido y también una cantidad
significativa en los 1,23 millones de toneladas de agua
contaminada almacenada (casi 500 piscinas olímpicas) y
que el Gobierno quiere descargar en el océano Pacífico.
- Las órdenes de evacuación se han levantado en áreas
donde la radiación aún permanece por encima de los
límites seguros, lo que podría exponer a la población a
un mayor riesgo de cáncer. Este es un peligro particular
para niños y mujeres, pero también para las decenas de
miles de trabajadores empleados en las labores de
descontaminación, la mayoría de los cuales son
subcontratistas mal pagados y han estado expuestos a
riesgos de radiación injustificados debido a un programa
de descontaminación limitado e ineficaz [2]. En 2020,
surgieron nuevos planes para el levantamiento de las
restricciones, incluida la apertura de una zona de
Iitate que actualmente forma parte de la zona de
exclusión de “difícil retorno”. Todas estas situaciones
han sido cuestionadas por múltiples organismos de
derechos humanos de Naciones Unidas.
NO HAY FIN PARA FUKUSHIMA
El segundo informe, por su parte, analiza los distintos
planes de desmantelamiento del complejo nuclear
establecidos por el Gobierno nipón y concluye que son
inalcanzables.
Según el estudio, la tarea de desmantelamiento de
Fukushima Daiichi es única en su desafío a la sociedad y
la tecnología y necesita desesperadamente de un camino
alternativo: un nuevo enfoque que reconozca la escala
del desastre y la cantidad de material y tierra
contaminados. Recuperar el lugar tal y como estaba antes
no es posible, por lo que se debería reconocer lo que en
realidad ya es: un sitio de almacenamiento de residuos
nucleares.
El plan A establecía la recuperación de residuos usando
el “Acceso superior inundado”, accediendo desde arriba
de la vasija a presión del reactor y eliminando los
residuos mientras estaba bajo el agua con una contención
inundada. Finalmente, se desestimó en 2018 y fue
reemplazado por el Plan B, “Acceso Lateral Seco”. Este
plan estaba programado para comenzar en la Unidad 2 en
la segunda mitad de 2019 y ya se ha retrasado hasta
2021. Este Plan B actual puede ser factible para
pequeñas muestras de residuos, pero no será efectivo
para recuperar la mayor parte de los restos de
combustible nuclear que quedan dentro y debajo de la
vasija de presión del reactor. Las opciones siguen
reduciéndose y la recuperación a gran escala continúa
siendo una perspectiva lejana, ya que no existe un plan
ni siquiera de cómo tomar pequeñas muestras de la Unidad
1 y la Unidad 3. Los niveles de radiación siguen siendo
demasiado altos dentro de la Contención Primaria.
MÁS ALLÁ DEL DESESTIMADO PLAN A Y DEL ACTUAL PLAN B
INVIABLE, EL INFORME PROPONE UN NUEVO PLAN C QUE SE
RESUME EN LOS SIGUIENTES PUNTOS:
- Eliminación de combustible gastado.
- Reducción de aguas subterráneas contaminadas.
- Retraso de la eliminación de residuos de combustible
durante 50-100 años.
- Creación de una isla seca con contención.
- Gestión a largo plazo de Fukushima como instalación de
desechos nucleares.
- Como ocurre con todo el material nuclear contaminado,
no existe ningún lugar donde depositarlo, por lo que
tanto los residuos nucleares como el combustible gastado
permanecerán en la zona indefinidamente. Si alguna vez
se recuperan los residuos de combustible, también
seguirán allí. Fukushima Daiichi ya es, y seguirá
siendo, un lugar de almacenamiento de residuos nucleares
a largo plazo.
* “Aún sin accidente nuclear, no se ha encontrado
ninguna solución para la gestión a largo plazo de
grandes volúmenes de residuos nucleares, como el
combustible gastado altamente radiactivo que producen
todos los reactores nucleares. Toda industria debería
ser capaz de sufragar la gestión de los residuos que
produce o dejar de producirlos inmediatamente”, ha
concluido Montón. |
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