• En 2020 han sido asesinados 50
informadores, según el Balance Anual de agresiones
contra periodistas en todo el mundo, cuya segunda parte
publica Reporteros Sin Fronteras (RSF) este 29 de
diciembre. Mientras el número de periodistas que pierden
la vida en zonas de guerra sigue disminuyendo, cada vez
hay más asesinatos de periodistas en países en paz.
La sección española de RSF ha presentado el documento
este martes en rueda de prensa virtual en la que han
intervenido el presidente la organización, Alfonso
Armada y la vicepresidenta segunda, Edith R. Cachera.
Entre el 1 de enero y el 15 de diciembre de 2020, RSF ha
registrado la muerte de 50 periodistas en el ámbito de
su actividad profesional. Esta cifra se mantiene estable
con respecto al año pasado (se contabilizaron 53 muertes
en 2019), y a pesar de que las coberturas informativas
se han reducido por la epidemia de Covid-19.
Además, crece la cifra de periodistas a los que matan en
países considerados "en paz". En 2016, el 58% murió en
zonas de conflicto, mientras que, en la actualidad, la
proporción de periodistas asesinados en zonas devastadas
por la guerra (Siria, Yemen) o plagadas de conflictos de
media o baja intensidad (Afganistán, Irak) se sitúa en
el 32%. En otras palabras, el 68% (más de dos tercios)
de los periodistas asesinados se encuentran en países en
paz, en particular en México (8 asesinatos), India (4),
Pakistán (4), Filipinas (3) y Honduras (3).
De la totalidad de periodistas asesinados en 2020, el
84% fueron señalados y eliminados de forma deliberada,
frente al 63% de 2019. Algunos de estos crímenes han
sido especialmente atroces.
En México, el periodista del diario El Mundo Julio
Valdivia Rodríguez, fue encontrado decapitado en el
estado de Veracruz; su colega Víctor Fernando Álvarez
Chávez, director del medio digital de información local
Punto x Punto Noticias, fue cortado en pedazos en la
ciudad de Acapulco.
En la India, al periodista Rakesh Singh "Nirbhik", del
diario Rashtriya Swaroop, lo quemaron vivo después de
rociarlo con gel hidroalcohólico altamente inflamable,
mientras que el periodista Isravel Moses, corresponsal
de un canal de televisión en el estado de Tamil Nadu,
fue asesinado a machetazos.
En Irán, el verdugo es el Estado: Rouhollah Zam,
administrador del canal Amadnews de Telegram y condenado
a muerte tras un juicio injusto, fue ejecutado en la
horca. En este país, y a pesar de que se sigue
ajusticiando a sentenciados a muerte, hacía 30 años que
no se sometía a un periodista al arcaico y bárbaro
castigo de la pena capital.
Como en años anteriores, las coberturas más peligrosas
siguen siendo las investigaciones sobre casos de
corrupción local y malversación de fondos públicos (10
muertos en 2020), o sobre la mafia y el crimen
organizado (4 muertos). Lo que sí es una novedad en 2020
es que 7 periodistas fueron asesinados mientras cubrían
protestas.
En Irak, el modus operandi es siempre el mismo: hombres
armados no identificados disparan a la cabeza a los
periodistas durante las manifestaciones. Así han sido
asesinados 3 reporteros, mientras que un cuarto murió en
el Kurdistán mientras intentaba escapar de los
enfrentamientos entre las fuerzas del orden y los
manifestantes.
En Nigeria, 2 periodistas han sido víctimas del clima de
violencia en el que se desarrollan las protestas, que
denuncian en particular la brutalidad de una unidad
policial encargada de la lucha contra la delincuencia.
En Colombia, un reportero de un medio comunitario fue
asesinado a tiros mientras cubría una manifestación de
comunidades indígenas que protestaban contra la
privatización de tierras en su región. Igual que en
otros casos, la manifestación fue violentamente
dispersada por la policía, el ejército y las fuerzas
antidisturbios.
El presidente de RSF España, Alfonso Armada, ha señalado
la necesidad de la organización de poner “una biografía
en cada una de esas muertes” y ha recordado que los
asesinatos de periodistas buscan “sellar la voz a los
periodistas, primero, matándolos y, segundo, diseminando
el miedo para desalentar al resto de la profesión”.
Al analizar las cifras del Balance, Armada ha destacado
que la mayoría de las víctimas eran periodistas locales
y que estaban en países en paz, además de llamar la
atención sobre la especial brutalidad de muchos de los
asesinatos cometidos durante 2020: “a muchos estos
periodistas los matan porque están investigando la
corrupción”.
Por su parte, la vicepresidenta segunda de la sección
española de RSF, Edith R. Cachera, ha destacado los dos
principales escollos que ha sufrido España en este año,
“por un lado, la falta de transparencia, sobre todo del
gobierno central, aunque no únicamente”, que tiene su
máxima expresión en “la falta de datos y cifras, pues
aún carecemos de números homologados de la pandemia”.
Por otro lado, Cachera apunta “a la ultraderecha”,
encarnada por el partido Vox, con sus vetos y ataques a
medios y periodistas.
En su Balance Anual 2020 de Periodistas Encarcelados,
Secuestrados y Desaparecidos, publicado el 14 de
diciembre, RSF contabilizó 387 periodistas presos por
hacer su trabajo de información, una cifra en máximos
históricos en lo que se refiere a periodistas
encarcelados.
El año 2020 también se caracteriza por un aumento del
35% en el número de mujeres detenidas arbitrariamente, y
porque cuando el virus comenzó a propagarse por todo el
mundo, se cuadruplicó la cifra de detenciones. Asimismo,
14 periodistas detenidos en relación con su cobertura de
la epidemia de Covid-19 permanecen entre barrotes en la
actualidad. |
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