• El objetivo es que se abandone la
autorregulación de la industria en este tema y se
apruebe una ley que siga los parámetros que marca la
OMS.
• Los últimos datos muestran que el 40,6 % de los niños
y niñas de 6 a 9 años padecen exceso de peso en el
Estado español, una condición que afecta
mayoritariamente a población socio-económicamente
vulnerable.
• Una persona con obesidad tiene el doble de
probabilidades de ser hospitalizada, un 74 % más de
riesgo de acabar en la UCI y un incremento del 48 % de
la mortalidad por COVID-19.
Los datos del último Estudio ALADINO1 muestran que el
40,6 % de los niños y niñas de 6 a 9 años padecen exceso
de peso en el Estado español: el 23,3 %, sobrepeso; el
17,3 %, obesidad y el 4,2 %, obesidad grave. Una
condición que afecta mayoritariamente a población
socio-económicamente vulnerable y que disminuye la
esperanza de vida en 10 años, lo cual condena a estos y
estas menores a vivir menos años que la generación de
sus padres y madres por primera vez en la historia. Tras
conocer estos datos y tras haber realizado ya otras
demandas sin respuesta, la Alianza por la Alimentación
Saludable junto a la Sociedad Española de Medicina de
Familia y Comunitaria (semFYC), ha enviado una carta al
ministro de Consumo, Alberto Garzón y al ministro de
Sanidad, Salvador Illa para pedir la protección de la
población infantil frente a la publicidad de alimentos y
bebidas insanos con una norma con rango de ley.
El objetivo de la Alianza por la alimentación saludable,
que está formada por Justicia Alimentaria, la Sociedad
Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS),
Amigos de la Tierra, la Confederación Española de
Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA) y
Medicus Mundi, es que esta nueva ley se base en los
alimentos y no solo en los nutrientes, aplicando el
perfil nutricional de la Región Europea de la OMS2, que
ha sido diseñado con el único fin de proteger a los
niños y niñas de este tipo de publicidad.
Según destaca la Alianza en su carta, el derecho a la
protección de la salud de la población infantil ha de
prevalecer sobre los intereses de algunas industrias
alimentarias y de la publicidad, porque el interés
superior de los niños y niñas ha de ser el principio
inspirador de las actuaciones públicas3. El sistema
Nutri-Score, planteado con otros objetivos y con
limitaciones no resueltas en su método de clasificación,
no resulta apropiado para regular la publicidad dirigida
al público infantil. Con el sistema Nutri-Score, muchos
productos ultraprocesados con perfiles nutricionales
insanos, como refrescos edulcorados o diversos lácteos
con azúcares añadidos, obtienen una alta valoración (A o
B); mientras que productos tan saludables como el aceite
de oliva o las conservas de pescado en aceite son
clasificados con C o D.
Campaña contra la alimentación que
nos enferma
LA EPIDEMIA DE OBESIDAD EN TIEMPOS DE PANDEMIA
En la misiva se pone de relieve, además, que a los
efectos ya conocidos de la obesidad, como factor de
riesgo de las principales enfermedades no transmisibles,
se añaden ahora los relacionados con el nuevo
coronavirus: una persona con obesidad tiene el doble de
probabilidades de ser hospitalizada, un 74 % más de
riesgo de acabar en la UCI y un incremento del 48 % de
la mortalidad por COVID-19.
La producción y distribución masiva de alimentos
procesados altos en calorías y pobres en nutrientes,
junto con la publicidad intensiva de los mismos, son los
principales determinantes de esta epidemia de obesidad,
cuyo impacto económico por los costes de su tratamiento,
la incapacidad laboral asociada y la menor productividad
en el trabajo se estiman en 4000 millones de euros
anuales en el Estado español5.
EL CÓDIGO PAOS, UNA EXCUSA PARA DEMORAR LA ADOPCIÓN
DE MEDIDAS EFICACES
Las cifras de obesidad, y en particular de la obesidad
infantil, apenas han variado en los últimos 15 años,
desde la implantación de la estrategia NAOS y el código
PAOS de autorregulación de la publicidad alimentaria
dirigida a niños y niñas para hacer frente a este
problema. Ha transcurrido el tiempo necesario para
constatar que estas medidas son insuficientes y
contraproducentes para revertir este grave problema de
salud pública. El código PAOS no ha servido en su
objetivo: evitar la exposición del público infantil a
mensajes publicitarios de productos con un perfil
nutricional insano y, con ello, respetar su derecho a la
protección de la salud. Muy al contrario, el código PAOS
ha servido de excusa para demorar la adopción de medidas
eficaces. |
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