• Uno de cada dos niños y niñas menores
de cinco años sufre desnutrición crónica en ese país.
Esta cifra se incrementa a 7 de cada 10 en las zonas
indígenas y rurales.
• La organización ha lanzado una campaña para alertar de
la grave situación y pedir acciones concretas al
Gobierno guatemalteco.
Oxfam Intermón ha alertado hoy con motivo del Día
Internacional del Niño y la Niña de que uno de cada dos
menores de 5 años, casi la mitad de la niñez, sufre
desnutrición crónica en Guatemala. La organización
denuncia que ésta ha aumentado en un 6,9% en los últimos
4 años en zonas del Corredor Seco, donde la padecen 7 de
cada 10.
A pocas semanas de la celebración de la COP25, Oxfam
Intermón recuerda que son los más vulnerables, en este
caso los niños y las niñas, quienes pagan el precio más
alto de la emergencia climática.
La ONG recuerda que Guatemala ostenta la tasa más alta
de desnutrición crónica de Latinoamérica y la sexta más
alta del mundo (1). Según datos oficiales, el 46.5% de
los niños y niñas menores de cinco años la padece, cifra
que puede llegar al 70% en zona indígena y rural como el
llamado Corredor Seco, una zona semiárida que abarca
varios países de Centroamérica, entre ellos Guatemala.
Desde 2015 los cambios en los patrones de lluvias han
ocasionado pérdidas superiores al 80% en las cosechas,
dejando en una situación de vulnerabilidad alimentaria a
más de 1,3 millones de personas.
La organización, que cuenta con programas de ayuda
humanitaria en Guatemala desde 2012, ha lanzado una
campaña para alertar de la grave situación que viven los
niños y niñas en las zonas afectadas por la emergencia
climática y pide acciones concretas al Gobierno de
Guatemala. La organización también ha recordado que el
año pasado 137 niñas y niños murieron por desnutrición
aguda y que este año el Ministerio de Salud identificó
13.591 menores de cinco años con esta afectación, un 20%
que el año anterior. Oxfam estima que alrededor de
50.000 niños y niñas la padecen (2).
SITUACIÓN CRÍTICA EN EL CORREDOR SECO
Silveria Perez tiene 28 años y 4 hijos, uno afectado de
desnutrición. Vive en la comunidad de Caparrosa, en
Chiquimula, en la zona del Corredor Seco: “Ahora sólo
comemos tortilla de maíz con sal. Como no hay frijol,
sólo preparamos eso. Lo que gana mi marido no es
suficiente porque él tiene que comprarse la comida y
pagarse los gastos mientras está en México trabajando.
Cuando trae aquí ya es una poquitera. Y como es poco, ya
no alcanza para comprar todas las cosas que necesitamos.
Ni siquiera para comprar una libra de maíz”.
“Para mí la desnutrición significa que uno se va a
morir. Porque cuando le dicen a una que su niño está
desnutrido, es que está en riesgo. Una se asusta y
piensa que su niño se va a morir. Pero como no tenemos
medios, no hay cómo ver cómo se recuperará”, cuenta.
En los hogares más vulnerables del Corredor Seco de
Guatemala, el impacto de la emergencia climática se ha
traducido en lluvias irregulares y deficitarias
colapsando los medios de vida agrícolas de las familias.
“El aumento de la desnutrición en niños y niñas está
causado por el empeoramiento de la crisis climática”,
explica el responsable del Programa Humanitario de Oxfam
en Guatemala, Ivan Aguilar, “ya que es más difícil
cultivar alimentos frente a la falta de lluvias y las
sequías más intensas. Las familias no pueden alimentar a
sus hijos e hijas. El cambio climático afecta
desproporcionadamente a las personas en situaciones
vulnerables y amenaza sus derechos, en este caso el
derecho de niños y niñas a tener salud y una
alimentación”.
PETICIÓN AL GOBIERNO DE GUATEMALA
Aguilar explica que la difícil situación alimentaria que
enfrentan las familias en el país se debe a los cambios
de patrones climáticos y al nulo incremento a la
inversión del Gobierno para combatir la desnutrición:
“Guatemala es el país con mayor índice de desnutrición
crónica en Latinoamérica. Vivimos una emergencia
alimentaria permanente y no se prioriza lo importante:
se hace más gasto militar que inversión en gasto social
para combatir el hambre”.
Los altos índices de desnutrición crónica tienen
correspondencia con el tamaño del gasto público del
país, siendo el tercero más bajo del mundo (12,3%) en
relación a su Producto Interno Bruto (PIB), solo por
debajo del Congo y Yemen. “En 2019 el gobierno asignó
183,3 millones de euros en prevención de la desnutrición
crónica, mientras que el Ministerio de Defensa cuenta un
presupuesto de 332,7”, añade Aguilar.
Oxfam estima que el gobierno tendría que incrementar la
inversión al menos a 1,3 euros por niño/a al día para
llevar los servicios mínimos que se necesitan para
reducirla, además de propiciar las condiciones para
superar la pobreza extrema en la que se encuentran 3,5
millones de personas. |
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