• Las redes fantasma representan
alrededor del 10% de los plásticos que contaminan el
mar.
• El informe de Greenpeace muestra, además, el impacto
mortal de las redes fantasma en la fauna marina.
Alrededor de 640.000 toneladas de “redes fantasma”
(redes de pesca perdidas o abandonadas) acaban cada año
en los océanos, el equivalente en peso a más de 50.000
autobuses de dos pisos. Estas redes representan un 10%
de los plásticos que se encuentran en el mar y, a
menudo, provocan la muerte de la fauna marina, que se
engancha y queda atrapada, según revela hoy Greenpeace
en su informe Redes fantasmas: el abandono de redes de
pesca amenaza nuestros océanos.
El informe coincide con la expedición ‘De Polo a Polo’,
que se encuentra actualmente en el Monte Vema, una
montaña submarina fuente de gran biodiversidad en el
Atlántico, a 1.000 kilómetros de la costa de Sudáfrica,
donde todavía se pueden encontrar restos de la industria
pesquera que alguna vez estuvo activa.
“Mucho tiempo después de su vida útil, las redes de
pesca siguen matando y mutilando la vida marina y
contaminando incluso ecosistemas remotos como el monte
submarino Vema. Es bastante macabro ver el legado de la
pesca destructiva en un lugar tan remoto como este”, ha
señalado desde el Monte Vema Thilo Maack, portavoz de la
campaña Protege los Océanos de Greenpeace.
El informe muestra que el 6% de todas las redes
utilizadas, el 9% de todas las trampas de pesca pasiva
(nasas) y el 29% de todos los palangres (líneas de pesca
de varios kilómetros de largo) permanecen en el mar. Los
viejos desechos de pesca no solo siguen matando la vida
marina, sino que también dañan gravemente los hábitats
submarinos. Los montes submarinos se ven particularmente
afectados porque, por su gran variedad de fauna, son
zonas de intensa actividad pesquera.
“Incluso la langosta de Tristán, una especie icónica del
Monte Vema, que estuvo al borde de la extinción en dos
ocasiones debido a la sobrepesca, muestra ahora signos
de recuperación de la población, gracias a la
prohibición de la pesca de fondo. Esto refleja cómo los
océanos tienen una sorprendente capacidad de
regeneración. Pero para recuperarse y prosperar
adecuadamente en el futuro, el Monte Vema y su
ecosistema único deben estar completamente fuera del
alcance de las actividades humanas dañinas. Las
protecciones actuales para los ecosistemas en aguas
internacionales claramente no son suficientes”, ha
añadido Pilar Marcos, responsable de la campaña de
Océanos en Greenpeace España.
Greenpeace reclama que se implementen medidas de gestión
más estrictas contra las mortales redes fantasmas,
incluyendo el acuerdo de un sólido Tratado Global de los
Océanos que podría proteger, al menos, el 30% de los
océanos para 2030, prohibiendo las actividades humanas
más peligrosas, incluida la pesca industrial. |
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