• La Audiencia Nacional condenó ayer a 33
años de cárcel a los imputados por el asesinato de
nuestro compañero Máximo Casado Carrera, funcionario de
prisiones y delegado de CCOO en el Centro Penitenciario
de Nanclares, que fue asesinado por ETA el 22 de octubre
del 2000.
Desde CCOO queremos reivindicar la figura del compañero
que fue un ejemplo de esas personas que quieren
transformar la realidad y que trabajó por construir una
realidad más justa.
Detrás de las leyes, de los derechos, de la justicia
social, están personas, que en muchas ocasiones lo dan
todo, para conseguir que sean una realidad en la vida de
las personas, más allá de su publicación en cualquier
boletín, y ése era nuestro compañero.
* Máximo Casado no entendía de clases de personas ni de
clases de delitos, Máximo entendía, como buen militante
de CCOO, de reinserción, de tratamiento individualizado,
de servir a la sociedad y ayudar.
No se puede comprender el desarrollo de la Ley Orgánica
General Penitenciaria y la transición de unas cárceles
de la dictadura a unas cárceles orientadas a la
reinserción de las personas conforme a la Constitución,
el reconocimiento de los derechos sindicales en las
cárceles para todo el personal de prisiones o de la
modernización del sistema penitenciario considerado como
un servicio público esencial, sin el papel de hombre y
mujeres de CCOO, como Máximo Casado.
En unos tiempos donde la intolerancia y el odio avanzan,
donde el marco legal se mueve para conformar el
positivismo penal y las orgias mediáticas ansiosas de
sangre, y donde ante cualquier barbarie individual el
político legisla para seguir endureciendo las penas y
que no le cueste votos, desde las CCOO seguimos
reivindicando la decencia, el diálogo, el consenso y el
compromiso social con las víctimas para solucionar los
conflictos. Reivindicar, en definitiva, la civilización
frente a la barbarie, sigue siendo el camino a seguir y
que nos abrieron éstos compañeros y compañeras.
Hoy las prisiones se han convertido en un laboratorio
social donde se expresan todas las tensiones de la
sociedad de las que forman parte. La pérdida de derechos
y retribuciones, la inseguridad ante el futuro, el
autoritarismo de la Administración o su conversión como
arma arrojadiza de la batalla política, sitúan a las
prisiones en el centro de tensiones de involución para
desandar el camino recorrido.
* Sigue siendo el momento de reivindicar a Máximo
Casado, y al sindicalismo de clase, para seguir
defendiendo una prisiones modernas, reinsertadoras y con
un personal reconocido retributiva y socialmente.
Porque CCOO tiene que seguir trabajando para defender la
democracia social y a las trabajadoras y trabajadores
penitenciarios, los derechos y el progreso. En
definitiva, la civilización, porque, citando a Fiodor
Dostoievsky, “El grado de civilización de una sociedad
se mide por el trato a sus presos”. |
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