• La campaña No a los Tratados de
Comercio e Inversión, de la que forma parte Ecologistas
en Acción, participará en la contracumbre del G7, un
espacio para conectar luchas y tejer alternativas
comunes al modelo económico capitalista.
• ‘Defendamos nuestras alternativas’ es el nombre de la
contracumbre que arranca hoy y se desarrollará hasta el
próximo domingo 25 de agosto.
• Las organizaciones participantes han hecho un
llamamiento a medios de comunicación para que no
criminalicen las protestas y se hagan eco de sus
demandas.
G7EZ
Un año más, los líderes del G7 se reúnen para mostrar al
mundo que intentan poner solución a los problemas
derivados de sus políticas neoliberales. Como ya es
costumbre en esta cita, el encuentro será precedido por
unas jornadas de protesta y movilización, organizadas
por las plataformas G7 Ez (G7 No) y Alternatives G7, de
la que forma parte la campaña No a los Tratados de
Comercio e Inversión y Ecologistas en Acción.
Bajo el lema ‘Defendamos nuestras alternativas’, la
contracumbre, que empieza hoy y termina el 25 de agosto,
acogerá a colectivos sociales, organizaciones y
sindicatos de todo el mundo. Su objetivo, en palabras de
Cuca Hernández, portavoz de Attac Madrid, es “poner de
manifiesto esta falsa retórica y forjar una red
internacional para construir alternativas reales a un
sistema que no respeta la vida en ninguna de sus formas
y que nos conduce al fin de las sociedades humanas
actuales y a una extinción masiva de especies”.
El programa contará con más de setenta conferencias,
talleres y actividades culturales en torno a los temas
centrales de las luchas presentes en la contracumbre: el
capitalismo y el excesivo poder de las multinacionales,
la destrucción planetaria, el patriarcado, el respeto a
la diversidad y la libertad de los pueblos, el déficit
de democracia, las guerras 'neoimperialistas', la
solidaridad internacional y la abolición de las
fronteras.
En 1975 se creó el G7, lo que los colectivos
participantes consideran un "seudogobierno en la
sombra”, que está compuesto por los países más
influyentes e industrializados del planeta y, en la
práctica, también los más ricos: EE UU, Reino Unido,
Canadá, Alemania, Francia, Japón e Italia. Desde
entonces, el neoliberalismo económico ha conseguido
expandir este proyecto hasta límites insospechados. “El
crecimiento y el libre mercado se han convertido en la
única fe defendible de los promotores de esta
globalización desigual, extractivista, que ignora los
derechos humanos y destruye la naturaleza”, ha declarado
Hernández.
Todos los años, en todas la cumbres del G7, el G20 y la
OMC se habla de luchar contra las desigualdades. Para
las organizaciones sociales, no resulta creíble que los
países donde residen las mayores empresas
transnacionales causantes de esas desigualdades, de la
violación de derechos humanos y de la mayor parte de las
emisiones de CO2 mundiales, cuyos objetivos son la
privatización de los recursos comunes y de los servicios
públicos, vayan a encontrar soluciones a los problemas
que ellos mismos han causado.
En este sentido, la campaña No A los Tratados de
Comercio e Inversión ha destacado el papel de los
tratados de comercio e inversión y los privilegios que
los mismos otorgan a las multinacionales, situándolas
como sujetos de derecho al mismo nivel que los Estados.
Estos tratados les permiten, entre otras cosas, “el
acceso a la gestión de servicios públicos abriéndolos a
la privatización; la comercialización de nuestros datos
digitales; despojar a los países del Sur Global de sus
recursos; contaminar, destruir el medioambiente y
desplazar comunidades; demandar a los Estados por poner
en marcha medidas sociales y de transición ecológica que
afecten sus expectativas de beneficios”.
De esta manera, los tratados comerciales y de
inversiones conforman una armadura jurídica que blinda
los privilegios de las multinacionales, y los sitúa por
encima de los derechos de los pueblos. Según Francesca
Ricciardi, portavoz de Ecologistas en Acción, “mientras
estos tratados existan, y los líderes mundiales sigan
acudiendo a las cumbres en representación de los
intereses de las transnacionales y con la intención de
mantener intactos sus privilegios, las palabras no
valdrán nada”.
La reacción de las élites políticas a la contracumbre no
ha tardado en llegar. Pedro Sánchez y Emmanuel Macron se
han coordinado para desplegar un operativo policial solo
comparable al de cumbres como la del G20 en Hamburgo de
2017. Paralelamente, se ha lanzado una campaña que busca
criminalizar a un sector de los colectivos asistentes,
con el fin último de ahogar las voces más críticas,
crear divisiones en el movimiento, construir legitimidad
para militarizar la zona y tomar medidas de excepción.
La campaña No a los Tratados de Comercio e Inversión, de
la que forma parte Ecologistas en Acción, ha denunciado
estos hechos y ha hecho un llamamiento a los medios de
comunicación a no difundir esta imagen negativa de las
personas y colectivos participantes. Por el contrario,
han solicitado su ayuda para combatir “esta campaña de
criminalización que pretende despojarnos de nuestros
derechos y acallar nuestras voces”. |
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