• La Junta de Gobierno Local ha aprobado
la adjudicación del contrato de ejecución de la segunda
fase las obras de rehabilitación del Tinglado número 2
de la Marina de València, un proyecto que está
cofinanciado por la Unión Europea a través del Programa
Operativo del Fondo Europeo de Desarrollo Regional
(FEDER) de la Comunitat Valenciana 2014-2020.
La vicealcaldesa Sandra Gómez y el vicealcalde, Sergi
Campillo, han mantenido un encuentro este viernes con
los medios de comunicación, al término de la reunión de
la Junta de Gobierno Local, en el que han explicado los
principales acuerdos adoptados en la sesión. Tal como ha
explicado el vicealcalde Campillo, el proyecto de
rehabilitación del Tinglado número 2 cuenta con un
presupuesto de 63.000 euros, y forma parte de la línea
estratégica impulsada por el Gobierno Municipal de
recuperar la fachada marítima y el espacio público de la
Marina para uso ciudadano. En este caso, el Ayuntamiento
reserva el espacio del Tinglado 2 para esta utilidad,
una vez concluyan dichas labores de rehabilitación,
aunque aún no se ha definido el uso exacto que se le
prevé dar.
El Tinglado 2 del Puerto es una construcción de interés
patrimonial del año 1911, que presenta una estructura en
tres cuerpos: un espacio central y dos laterales con
elementos muy característicos desde el punto de vista
arquitectónico. En total, presenta una superficie de más
de 6.000 metros cuadrados.
De forma paralela la Junta de Gobierno ha declarado
desiertos los procedimientos para contratar la ejecución
de las obras de rehabilitación de los Tinglados 4 y 5
(Fase 1 en ambos), dado que no se ha presentado ninguna
empresa al proceso de adjudicación. Los servicios
municipales estudiarán la razón de ello y, tal como
prevé la normativa, se convocará procedimiento negociado
sin publicidad. No obstante, ha explicado el vicealcalde
Sergi Campillo, la convocatoria se publicará de nuevo en
la plataforma de contratación municipal, ya que se trata
de dos proyectos con una importante dotación económica:
1,2 y 1,08 millones de euros, respectivamente. Ambos
cuentan, además, con financiación de la Unión Europea a
través de Fondos FEDER.
Los tinglados del Puerto de València se construyeron
entre 1911 y 1923, ante la necesidad de construir naves
de almacenamiento. Fueron cobertizos destinados a
depositar y clasificar mercancías, sobre todo naranjas,
uvas, arroz y cebollas, las principales especialidades
derivadas del nuevo modelo de agricultura valenciana. Se
edificaron dentro del Plan General de Ensanche y Mejora
del Puerto de València (1910), dirigido por el ingeniero
José María Fuster. El subdirector de obras del puerto,
Federico Gómez de Membrillera, diseñó la disposición,
distribución y el estilo arquitectónico de seis
tinglados, de los cuales hoy se conservan tres: 2, 4 y
5.
LA ENTRADA DE AGUA A L’ALBUFERA
Durante su encuentro con los medios de comunicación, el
vicealcalde Sergi Campillo ha respondido las preguntas
de los informadores sobre la gestión del agua de
L’Albufera, y ha explicado que, por el momento, el
Ayuntamiento no ha recibido ninguna notificación de la
Fiscalía ante el descenso de los niveles de agua en el
lago. No obstante, el delegado ha reiterado la postura
del Ayuntamiento de València en este tema, y ha
recordado que L’Albufera es la tercera zona húmeda de
España, después de Doñana y el Delta del Ebro "y en los
últimos 40 años se han ido reduciendo drásticamente las
aportaciones de agua del río Xúquer por una
planificación hidrológica lamentable por parte de todas
las confederaciones", ha lamentado.
Campillo, como ayer el alcalde de València, Joan Ribó,
ha defendido que L’Albufera tenga una dotación anual
estable de agua, de la misma manera que la tiene un
tancat de arroz, las reservas para consumo humano o una
industria; y no que tenga que nutrirse únicamente de los
sobrantes de riego o de la lluvia. "Nosotros reclamamos
que se revise la entrada de agua porque el problema es,
precisamente, que no entra agua en L’Albufera", ha
añadido. Hay que señalar que es la Junta de Desagüe la
entidad mantiene el control de las compuertas del lago
desde hace más de 100 años, en el paso de éste de ser un
‘lugar de riqueza de pesca’ a un ámbito predominante de
cultivo de arroz, que es muy sensible a la salinidad.
"Los agricultores han controlado en los últimos siglos
los niveles de lago –ha explicado Sergi Campillo- pero
estamos en el siglo XXI y hay normativa ambiental que es
necesario cumplir, por lo que hay que conjugar todos los
intereses, que son perfectamente compatibles, de cara a
garantizar el interés general". |
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