• El último informe de la organización
analiza con datos y testimonios el impacto de la
violencia armada en mujeres y niñas en Irak, Territorio
Palestino Ocupado y Yemen.
• En Yemen, las mujeres junto con sus hijas e hijos,
conforman el 76% del total de personas desplazadas por
la guerra.
• La organización insta al futuro Gobierno a promover
una política exterior que defienda especialmente los
derechos de las mujeres en conflictos.
Coincidiendo con la semana del 8 de Marzo, Oxfam
Intermón ha presentado hoy el informe “Mujeres en zonas
de conflicto”, con recomendaciones concretas para que
los partidos que conformen el futuro Gobierno en España
introduzcan en sus programas electorales.
El informe analiza el impacto de la violencia armada en
tres contextos en los que la organización desarrolla sus
proyectos: Irak (post conflicto), Territorio Palestino
Ocupado (conflicto prolongado) y Yemen (conflicto
abierto), poniendo de manifiesto la desigualdad y el
impacto que generan en las vidas de las mujeres pero
también su capacidad de resiliencia y de superación
Para paliar esta situación, la organización insta a
suspender la ventar de armas a la coalición saudí que
interviene en la guerra de Yemen, aplicar un criterio de
presunción de denegación a las exportaciones a Irak y
que la financiación para promover la igualdad de género
se eleve hasta el 15% del total de la ayuda oficial al
desarrollo.
EL CONFLICTO AUMENTA LA DESIGUALDAD DE GÉNERO
El informe muestra, mediante datos y testimonios, cómo
las guerras dejan un profundo estrago sobre toda la
población, pero para las mujeres los efectos son
multiplicadores. Para ellas, la violencia armada supone
un doble impacto; las atrocidades que sufre toda la
población civil, a la que se suman las desigualdades
preexistentes contra ellas.
Las mujeres y niñas en contextos de conflicto se
enfrentan a la violencia sexual, cuentan con menos
recursos para protegerse y sobrevivir, quedan a cargo de
sus familias en una situación límite, son forzadas a
enrolarse a grupos armados o a huir dejando todo atrás.
La naturaleza de las guerras contemporáneas invade los
espacios más privados amenazando su identidad y
seguridad.
Es el caso de una mujer iraquí desplazada: “Cuando ISIS
llegó nos fuimos a Hawija. Caminé 12 horas junto a mis
hijas. Casi nos ahogamos cruzando el rio, pero lo
logramos. Poco después tuvimos que huir a Mosul por los
bombardeos. Perdimos nuestra documentación y con ello
perdimos toda la esperanza de retornar. Mi hija murió
delante de mis ojos. Creó que nunca me podré quitar esa
imagen. Ahora estoy mejor, pero desearía que el gobierno
me diese una solución para conseguir nueva
documentación. Esa es toda mi esperanza ahora”.
“Los datos hablan por sí mismos. El 60 por ciento de las
muertes maternas que se pueden prevenir se producen en
entornos de conflicto y desplazamiento y una de cada
cinco mujeres refugiadas o desplazadas en entornos
humanitarios sufren violencia sexual, lo que
probablemente sea una subestimación”, ha explicado Paula
San Pedro, responsable de Incidencia Política
Humanitaria y autora del informe.
Al mismo tiempo hay numerosos ejemplos que muestran cómo
los contextos de conflicto y ocupación también sirven
para que las mujeres asuman roles clave al quedar a
cargo de la familia lo que les permite iniciar un
proceso de empoderamiento. A pesar de encontrarse en
situaciones extremas, han mostrado una capacidad ímproba
para desafiar el rol tradicional al que estaban
históricamente sujetas y han superado muchos de los
obstáculos que les habían impedido ganar mayor autonomía
en su vida personal y pública. Gracias a la continua
lucha de las organizaciones de mujeres han podido estar
en espacios de decisiones tanto a nivel nacional como
comunitario.
TRES CONFLICTOS LETALES PARA LAS MUJERES
En Irak, el conflicto de 2015 ha impactado notablemente
a las mujeres y en la actualidad el 43% de las familias
encabezadas por ellas sufre de inseguridad alimentaria,
una ratio dos veces mayor que en las familias lideradas
por un hombre. El conflicto ha dejado a un 18% de las
familias encabezadas por mujeres, tasa muy superior al
9% antes de la guerra. Estas mujeres dependen en mayor
medida de la asistencia externa, que en muchas ocasiones
se ven obligadas a vender para generar ingresos.
En Yemen, las mujeres, junto a sus hijos e hijas,
conforman actualmente el 76% del total de personas
desplazadas por la guerra y, tras cuatro años de
conflicto, más de dos tercios de las niñas menores de 18
años están casadas, al tiempo que la edad del casamiento
se está reduciendo a 12 años. La guerra está también
afectando en mayor medida a las mujeres en la que es la
mayor crisis humanitaria del momento. La violencia
sexual está aumentando como consecuencia del conflicto y
se estima que tres millones de mujeres y niñas están en
riesgo de diferentes tipos de violencia.
En el Territorio Palestino Ocupado la situación de las
mujeres también es de enorme fragilidad. La ratio de
participación laboral femenina es el más bajo del mundo,
sólo el 19% de las mujeres está empleada. La ocupación y
el bloqueo israelí y las políticas restrictivas que ha
impuesto este país en las últimas décadas explican el
constante y agudo deterioro de la economía palestina.
Por ejemplo, el control de Israel sobre el acceso al mar
y a la tierra en Gaza ha expulsado a las mujeres fuera
de los sectores económicos en los que solían trabajar
antes de que el bloqueo se agudizase. El número de
mujeres que trabajaban en el sector de la pesca y la
agricultura ha caído del 36% en 2007 al 3% a finales de
2017.
El testimonio de una mujer gazatí recogida por el
informe pide: “Desearía poder hablar con los presidentes
y decirles que la paz es imprescindible, es la base de
cualquier progreso para las mujeres”.
LAS ARMAS QUE AMENAZAN A LAS MUJERES
Los sucesivos gobiernos españoles han mantenido o
incluso aumentado la exportación de armas a países
sensibles donde se podrían utilizar para cometer
violaciones del Derecho Internacional y de los Derechos
Humanos.
Entre 2015 y el primer semestre de 2018 se autorizaron
ventas por valor de 171,4 millones a Irak, 1.672
millones a la coalición liderada por Arabia Saudí que
interviene en Yemen y 4,4 millones a Israel.
“Las armas ligeras, como las que exporta España, se
emplean contra las mujeres para coaccionarlas,
intimidarlas o abusar de ellas. La violencia doméstica
se puede convertir en letal cuando hay armas de por
medio. Las mujeres embarazadas tienen una alta
probabilidad de sufrir un aborto en caso de estar
expuestas a una detonación”, ha explicado San Pedro.
ESPAÑA PUEDE HACER MUCHO MÁS
A pesar del conflicto y a la ocupación las mujeres en
Irak, Territorio Palestino Ocupado y Yemen ya han
iniciado un proceso de empoderamiento y resiliencia, se
unen para luchar por sus derechos y poder participar en
las esferas políticas. Este es el inicio en un cambio de
las normas sociales entre mujeres y hombres que debe
apoyarse, también desde la comunidad internacional.
Por ello, los distintos partidos políticos no pueden
obviar en sus programas electorales el riesgo de que las
armas se usen para cometer o facilitar actos graves de
violencia por motivos de género o actos graves de
violencia contra las mujeres y las niñas.
La organización insta a aumentar la financiación para
promover la igualdad de género al 15% del total de la
ayuda y que se destinen más fondos a los programas cuyo
objetivo principal es la equidad de género en contextos
de conflicto y post conflicto.
“Si los partidos políticos quieren hacer de la justicia
de género su seña de identidad en el mundo, deben asumir
este compromiso en todos los ámbitos y permear todas las
políticas y tener una política de Estado que se rija por
la lucha contra la desigualdad de género fuera y dentro
de nuestras fronteras”, ha declarado San Pedro.
“Millones de mujeres confían en la voluntad política de
países como España. La justicia de género no es sólo una
cuestión de derechos humanos, es la base para lograr
sociedades más democráticas y más pacíficas”, ha
añadido. |
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