• Los fondos para ayudar a las personas
desplazadas forzosamente y apátridas son cada vez más
reducidos, derivando en que se cubra poco más de la
mitad de las necesidades y agravando las dificultades y
riesgos para muchos refugiados y desplazados y las
comunidades que los acogen. Así lo muestra un nuevo
informe publicado hoy por el Servicio de Relación con
Donantes y Movilización de Recursos de ACNUR, la Agencia
de la ONU para los Refugiados.
Con 68,5 millones de personas desplazadas forzosamente a
escala global a principios de este año, la financiación
por parte de los gobiernos para los refugiados y otras
personas en situación de desplazamiento rara vez ha
experimentado tanta presión. De acuerdo a las
contribuciones recibidas hasta la fecha, ACNUR estima
que la financiación alcanzará en 2018 sólo el 55% de los
8.200 millones de dólares necesarios. En 2017 se cifró
en el 56,6 por ciento, y en 2016 en el 58%. En
definitiva, puede decirse que los fondos provenientes de
los donantes caen cada vez más, mientras que el número
de desplazados forzosos en todo el mundo aumenta.
Las consecuencias que se desprenden de ello están
afectando ya a las personas refugiadas y desplazadas
internas. ACNUR está siendo testigo del incremento de
los casos de malnutrición, saturación de instalaciones
médicas, deterioro de viviendas y refugios, hacinamiento
de los niños y niñas en las aulas y descenso de
matriculación escolar, al tiempo que aumentan los
riesgos para la protección debido a la escasez de
personal para atender a los menores no acompañados o
víctimas de violencia sexual.
Entre las crisis de refugiados y desplazados, hay seis
particularmente afectadas: Burundi, República
Democrática del Congo, Afganistán, Sudán del Sur, Siria
y Somalia. ACNUR desea manifestar un especial
agradecimiento a aquellos donantes que han proporcionado
fondos de manera flexible, para que puedan ser
destinados allí donde sean más necesarios, un apoyo que
ha resultado vital.
CRISIS EN BURUNDI
La crisis de los refugiados de Burundi se encuentra en
estos momentos en el punto más bajo de financiación de
todas las existentes. Sólo se ha recibido un 28% de los
206 millones de dólares que hacen falta, y el impacto
sobre las 400.000 personas refugiadas en países vecinos
es grave.
La reducción de las raciones de comida ha dejado a
muchas familias sin lo suficiente para alimentarse. En
algunos lugares, los refugios se hallan en un estado
deplorable, los centros de salud tienen dificultades
para atender a tantos pacientes, las aulas están
saturadas y la capacidad para prestar ayuda a menores no
acompañados o víctimas de violencia sexual es muy
limitada.
En Tanzania, el 52% de los 232.716 refugiados burundeses
viven aún en refugios de emergencia - diseñados para su
utilización durante periodos cortos-, incluso años
después de haber llegado al país. Ante la ausencia de
infraestructuras para dar clase, casi 18.000 niños
refugiados dan clase bajo los árboles.
En el campo de Nakivale, en Uganda, miles de familias
refugiadas han de usar letrinas comunales saturadas, con
el riesgo que ello conlleva de brotes de enfermedades,
la falta de privacidad y la mayor exposición a riesgos
de protección de mujeres y niños. La educación que se
imparte es muy básica, dotada de insuficiente material y
en aulas abarrotadas.
La falta de financiación ha provocado la congelación del
programa de asistencia económica en efectivo que se
llevaba a cabo para 19.500 familias del campo de Mahama,
en Ruanda, afectando severamente su capacidad para
cubrir sus necesidades básicas.
“Burundi es a día de hoy la emergencia menos financiada
de todo el mundo con solo un 28% de los fondos
recaudados para 2018. Puedes enviar tu ayuda a través
del Comité español de ACNUR.”
CRISIS EN LA REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO
En las zonas de la República Democrática del Congo (RDC)
afectadas por el conflicto, así como en aquellos países
que acogen a refugiados congoleños, se ha obtenido un 31
por ciento de los 369 millones de dólares necesarios
para mantener los programas de ACNUR y de sus socios.
La limitación de fondos está impactando sobre la
capacidad de las organizaciones humanitarias para
ofrecer medios de subsistencia –especialmente a los
jóvenes- , así como al acceso a servicios de salud y
educación. En los países de asilo, que acogen a casi
800.000 refugiados, los campos y asentamientos están a
plena capacidad pero siguen teniendo que acoger nuevas
llegadas.
A menudo es difícil cumplir los estándares mínimos de
distribución de comida, salud, nutrición y otros
aspectos básicos. Asimismo, se requiere financiación
urgente en el interior de la RDC para descongestionar
los campos para desplazados internos y evitar que se
propaguen enfermedades contagiosas.
SITUACIÓN EN AFGANISTÁN
Con el conflicto aproximándose a su cuarta década, cerca
de 2,4 millones de afganos viven en el vecino Pakistán y
en Irán como refugiados, y 1,9 millones están
desplazados internamente. Las necesidades de ACNUR para
estas tres operaciones de cara a 2018, 304 millones de
dólares, están financiadas al 32%.
Dentro de Afganistán, la falta de fondos está afectando
a proyectos de ACNUR en 60 ubicaciones, destinados a
ayudar a 132.700 familias con labores de construcción y
rehabilitación mediante remuneración a cambio de
trabajo, suministro de sistemas de iluminación para
hogares a través de paneles solares, apoyo a micro
negocios y establecimiento de espacios seguros para
jóvenes y mujeres.
En Pakistán, que alberga a unos 1,4 millones de
refugiados afganos, la carencia de fondos está afectando
a la educación primaria para 57.000 niños refugiados y a
los servicios básicos de salud en 54 pueblos. La falta
de acceso a servicios sociales, como la salud y la
educación, y la reducción de las oportunidades
formativas para generar medios de autosustento pueden
forzar a los refugiados a tener que desplazarse a otro
lugar.
En Irán, debido a la falta de fondos son menos los
refugiados en situación vulnerable que se benefician de
primas bonificadas para el sistema de salud nacional; al
tiempo que aquellos en peor situación no podrán
matricularse en las escuelas. Un menor apoyo al sistema
de salud básico reduce también la disponibilidad de
servicios en ubicaciones remotas, mientras que la menor
inversión en educación limita el número de niños y niñas
afganos que pueden acceder al sistema educativo.
CRISIS EN SUDÁN DEL SUR
El conflicto imperante en el país más joven del mundo ha
forzado a 2,4 millones de personas a convertirse en
refugiados, y a otros dos millones en desplazados
internos. De los 783 millones de dólares necesarios, se
ha recibido el 33%.
Sin fondos suficientes, el suministro de comida a los
refugiados sufre frecuentes interrupciones. En los
países de asilo se reportan altas tasas de malnutrición
global aguda y malnutrición severa aguda, agravando los
retos en materia de protección que ya afrontaban los
refugiados sursudaneses antes de su huida, en particular
mujeres, jóvenes y niños.
Únicamente en Kenia y Uganda se han podido distribuirse
raciones completas de comida, así como a tres cuartas
partes de los refugiados en la República Centroafricana.
Sólo el 7% de los refugiados sursudaneses viven en
alguna clase de refugio con carácter semi permanente.
En Sudán, cerca de 80.000 personas carecen aún de acceso
a letrinas en los diez campos que hay en el país. En
algunos casos hay una letrina comunitaria para más de 70
personas. Además, unos 57.000 refugiados que viven en
asentamientos informales en Jartum no reciben ningún
tipo de ayuda.
En Uganda, la limitación de recursos provoca que no haya
suficiente personal para garantizar la calidad de los
servicios de protección de menores y un adecuado
seguimiento de aquellos que están en acogida. El 63% de
los refugiados son menores, y solo hay un trabajador
dedicado a ellos por cada 150 niños. Asimismo, la
provisión de agua a los refugiados se halla también por
debajo de lo que sería necesario.
CRISIS DE SIRIA
El déficit de fondos afecta aproximadamente a unos 5,6
millones de refugiados sirios en los países de la región
y a 6,2 millones de personas desplazadas dentro del
país. De los 1.968 millones de dólares que necesita
ACNUR para la situación en Siria, se ha recibido sólo el
35%.
ACNUR trabaja junto a diversas organizaciones para
ofrecer protección y ayuda frente al invierno a 1,3
millones de refugiados sirios y a 1,35 millones de
desplazados internos y retornados en Siria. La
asistencia en efectivo para hacer frente al invierno es
especialmente importante en el Líbano y Jordania, y
resulta una forma eficiente y vital de ayudar a los
refugiados durante la estación fría.
Sin más fondos, la asistencia económica llegará a su fin
en noviembre, lo que puede tener un impacto devastador
sobre las familias refugiadas en el Líbano y en
Jordania, donde la mayoría vive bajo el umbral de la
pobreza. Medio millón de refugiados están muy
necesitados de financiación para poder pagar el
alquiler, cubrir sus necesidades diarias y mantener el
acceso a los servicios básicos.
El alza de los precios de la atención médica incrementa
el riesgo de que las familias refugiadas no puedan
acceder siquiera a servicios de salud básicos, como las
vacunas para niños. Hacen falta recursos para ayudar a
35.000 refugiados sirios en la región que se encuentran
en situación vulnerable, especialmente en Jordania y el
Líbano.
SITUACIÓN EN SOMALIA
Más de un millón de somalíes refugiados están acogidos
en seis países, y otros dos millones están desplazados
de manera interna. Hasta el momento se ha cubierto el
37% de los 522 millones de dólares necesarios.
Tras décadas de conflicto, los somalíes han hecho algún
progreso, pero la situación sigue siendo frágil y
continúa requiriendo apoyo. El fracaso a la hora de
ayudar a refugiados y comunidades de acogida podría
deteriorar las condiciones humanitarias, la percepción
de falta de apoyo suficiente a las comunidades de
acogida, y precipitar los retornos antes de que el
gobierno de Somalia esté listo para recibirlos e
integrarlos. |
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