• Ecologistas en Acción documenta un gran
número de casos y al menos 30 tipos de situaciones en
los que la caza está impactando de forma muy negativa en
las actividades que se desarrollan en el medio natural y
rural.
• La organización ecologista demanda que se deje de
privilegiar a la caza y se compute su impacto negativo
en el resto de actividades en el medio rural, así como
una mayor vigilancia y que se incrementen las
prohibiciones y sanciones.
A partir de las denuncias recibidas y de un rastreo
documental, Ecologistas en Acción ha elaborado un
extenso catálogo de al menos 30 tipos distintos de
afecciones negativas de la caza a todo tipo de
actividades económicas y recreativas. Actividades
productivas y de ocio están en peligro y se ven
afectadas por una caza que cada día se lleva a cabo de
forma más intensiva, y que se privilegia ante otro tipo
de usos en el medio rural.
Además no hay límites temporales. Se caza durante todo
el año y en verano con modalidades especialmente
peligrosas como la caza nocturna y los recechos. Tampoco
hay límites espaciales: se caza hasta en los parques
nacionales.
Las consecuencias negativas de la caza se extienden por
todo el Estado español, con singularidades llamativas en
algunas regiones. Entre las más afectadas por esta
problemática destacan las comunidades de Andalucía,
Castilla-La Mancha, Castilla y León, Madrid y Cantabria.
Los impactos documentados más frecuentes son el cierre
de caminos y vías pecuarias, bien sea mediante barreras
físicas o mediante carteles o medidas disuasorias, tales
como sensores, cámaras o guardería privada. Se impide
así –en ocasiones amparándose en bandos municipales– el
libre tránsito y uso de vías públicas y márgenes de
ríos, sobre todo para senderismo, la bicicleta de
montaña y las rutas a caballo. Este tipo de situaciones
están extendidas por toda España, pero están siendo
especialmente visibles en los grandes cotos de
Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha.
Entre los daños más graves se encuentran los que ponen
en riesgo la integridad física de las personas. La caza
en zonas de seguridad y montes públicos ha dado lugar a
accidentes incluso mortales de seteros, transeúntes o
ciclistas, así como a una innumerable lista de molestias
y conflictos. Más grave resulta la disposición de cables
u otros elementos para cortar el paso de forma abrupta a
quien discurra, sobre todo en bicicleta, por senderos y
caminos. No faltan tampoco las agresiones y las amenazas
de cazadores a personas, sobre todo si estas les llaman
la atención sobre algún tipo de conducta inadecuada por
parte de quien porta un arma de fuego. Se dan casos en
toda España, pero los más graves entre los recientes se
han registrado en Cataluña, Galicia, Andalucía, Madrid y
Toledo.
La caza tampoco respeta las actividades tradicionales
del medio rural, entre ellas la agricultura, la
ganadería, la pesca, la apicultura o la recolección de
setas, entre otras. Los conflictos por los daños que
provoca la caza a la agricultura y a la ganadería suelen
ser además especialmente graves y costosos para las
personas afectadas. En otros casos el impacto es en
términos de riesgo de accidente o de impedimento del
paso para realizar otras actividades distintas de la
caza. También se registran daños por incendios
provocados por cazadores. Castilla y León está a la
cabeza de estas problemáticas que se extienden a otras
comunidades limítrofes o más alejadas, como Murcia.
Asimismo, el sector cinegético no respeta los espacios
protegidos y sus principios rectores, poniendo en
peligro actividades de ecoturismo y astroturismo.
Incluso los parques nacionales se ven seriamente
afectados por la caza con la aquiescencia de las
administraciones. Los espacios más comprometidos por
ello son Picos de Europa, Monfragüe y Cabañeros.
Por último, los impactos más novedosos tienen que ver
con los daños a animales domésticos acompañados o no de
sus legítimos dueños y con la versión cinegética del
acoso inmobiliario, que se ve reflejado en las
actuaciones de grandes cotos de caza que asfixian
pequeños pueblos y caseríos. Dos ejemplos son el caserío
de la Venta de la Inés en Ciudad Real y el pueblo de
Villaescusa de Palositos en Guadalajara.
Ecologistas en Acción quiere llamar la atención sobre un
problema que va a más y que produce un notable impacto
negativo, también en lo económico, en las actividades
productivas, recreativas y turísticas y, por extensión,
a todo el mundo rural. Lejos de ser una actividad
integradora, la caza solo busca su beneficio y su propia
supervivencia. Para ello, de un tiempo a esta parte el
sector cinegético trata de transmitir una imagen que no
se corresponde con la realidad. |
• © valenciadiario.com
© valenciadiario.es - 2015-2018 (Todos los derechos
reservados).
• Queda terminantemente prohibida la reproducción total
o parcial de los contenidos ofrecidos a través de esta
Web, salvo autorización expresa de valenciadiario.com, o
de valenciadiario.es.
• Queda prohibida toda reproducción a los efectos del artículo
32,1, párrafo segundo, Ley 23/2006 de la Propiedad
Intelectual.
• Queda prohibida la distribución, puesta a disposición,
comunicación pública y utilización, total o parcial, de los
contenidos de esta Web, en cualquier forma o modalidad, sin previa,
expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera
reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o
revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente
lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa. |